La emblemática fábrica Textilana, productora de los sweaters Mauro Sergio, anunció la suspensión de 175 trabajadores —más de dos tercios de su planta— hasta fines de marzo de 2026. La medida, que afecta a uno de los principales bastiones de la industria textil nacional, refleja el impacto directo de la apertura de importaciones impulsada por el Gobierno.
Desde marzo, la reducción de aranceles a la ropa importada provocó un colapso en la producción local: solo en agosto, el sector cayó un 18%. El sobrestock generado por la caída de ventas derivó en una cadena de suspensiones y despidos que ya acumula cerca de 5.000 empleos perdidos en lo que va del año.
La decisión de Textilana fue oficializada tras una audiencia con el Ministerio de Trabajo. Durante el período de suspensión, los operarios cobrarán el 78% del salario de bolsillo, aunque sin aportes jubilatorios. La empresa también anunció que el aguinaldo se pagará en dos cuotas. Inicialmente, se había propuesto una suspensión de seis meses, pero fue reducida a cuatro y medio tras la negociación con el gremio.
Guillermo Fasano, titular de la Cámara Textil de Mar del Plata, expresó su indignación: “Cuando esperábamos una baja de impuestos para la industria nacional, el Gobierno se la dio a los chinos”. Además, denunció la falta de controles de calidad sobre la ropa importada, que estaría ingresando sin regulaciones sanitarias ni técnicas.
La situación en Mar del Plata es crítica. La ciudad, históricamente vinculada a la producción textil, muestra una fuerte caída en su capacidad instalada. La incertidumbre sobre la recuperación del sector crece, especialmente en empresas cuya temporada alta es el otoño-invierno, como Mauro Sergio.
El caso de Textilana se suma a una larga lista de pymes textiles que enfrentan dificultades para competir con productos importados más baratos. La falta de políticas de protección y estímulo a la industria nacional genera preocupación en un sector que emplea a miles de trabajadores y tiene un fuerte arraigo territorial.
La suspensión masiva en Mauro Sergio no solo es un golpe económico para las familias afectadas, sino también una señal de alarma sobre el rumbo industrial del país. La pregunta que queda flotando es si habrá margen para revertir esta tendencia antes de que el daño sea irreversible.
✍️Redacción Diario Inclusión










