La derrota en la provincia de Buenos Aires obligó al gobierno de Javier Milei a mostrar reflejos políticos que contradicen su discurso rupturista. En un giro inesperado, se anunció la creación de una “mesa política” nacional y su extensión federal con gobernadores, una estrategia que remite al intento de Cambiemos en 2018, cuando la crisis económica forzó la apertura de espacios de diálogo que nunca funcionaron.
La nueva mesa estará integrada por Karina Milei, Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Santiago Caputo, Martín Menem y el vocero Manuel Adorni. Aunque el anuncio busca mostrar apertura, en los hechos representa un recorte de poder para Karina Milei, cuestionada por escándalos en la Agencia Nacional de Discapacidad y por la estrategia electoral que priorizó aparatos tradicionales sobre militancia libertaria.
La puesta en escena recuerda la foto informal en la Quinta de Olivos durante el gobierno de Macri, cuando se intentó contener la presión de los mercados con gestos de unidad. Sin embargo, como entonces, el riesgo es que la mesa no tenga impacto real y se convierta en una maniobra cosmética para calmar tensiones internas y externas.
La Libertad Avanza, que prometía romper con todos los manuales de la política, comienza a reflejarse en las prácticas de la vieja casta que tanto criticó. El desafío será evitar que los gestos se conviertan en espejismos y que la crisis de representación se profundice en medio de un clima social y económico cada vez más volátil.
Redacción Diario Inclusión