En continuación con la historia de los orígenes del Banco Macro, el periodista Javier Ledesma indagó en lo que se conoció como la «Década Ganada», periodo que comprendió del año 2003 al 2015, con el mandato del presidente Néstor Kirchner. Pese a que en este tiempo la entidad bancaria logró acrecentar sus ingresos, la relación con el mandatario nacional no empezó de la mejor manera.
Jorge Brito, titular de Banco Macro, almorzaba con otro banquero el mediodía del jueves 15 de mayo de 2003 cuando sonó su teléfono celular. «Kirchner habló de vos en lo de Mirtha Legrand, ¿lo escuchaste?».
Miguel Ángel Toma, entonces titular de la SIDE, le avisó al hombre fuerte del Banco Macro que, en el programa del mediodía, el Presidente electo miró a cámara y le mandó un mensaje con tono enérgico: «Yo conozco al grupito que ha hecho operaciones que no corresponden. Algunos de ellos manejan bancos que fueron privatizados en las provincias. Yo los conozco, ¿eh?».
«Los banqueros» eran, en realidad, uno. Brito vio el video el domingo siguiente, en el programa de Jorge Lanata, Día D. El hombre de negocios se había jugado entero a la candidatura presidencial de Carlos Menem, que acababa de bajarse de la segunda vuelta.
Cuatro meses después del encontronazo mediático, Brito conoció a Kirchner. «Mire, Presidente, no lo conozco, yo no lo voté, pero necesito que le vaya bien. Porque si a usted le va bien, a mí me va a ir bien», le dijo. Como primer gesto, Adeba, la Asociación de Bancos de capital nacional que Brito comandaba, ofreció créditos para obras viales por 500 millones de pesos (unos 167 millones de dólares). Fue el primer préstamo al que accedió el gobierno de un país todavía en cesación de pagos.
Macro comenzaba a convertirse en el banco de capitales nacionales más importante del país. Sus activos crecieron en diez años 863%; sus ganancias, un 650%. Brito, a quien años después la embajada de Estados Unidos llamó «el banquero de Néstor», había logrado, otra vez, ingresar al círculo del poder.
Una vez que firmó la paz con el Gobierno, Brito estuvo listo para convertir al Macro en uno de los más grandes del país. En la década kirchnerista, la entidad triplicaría su cantidad de sucursales mediante la adquisición de bancos con fuerte presencia en el interior del país. En los últimos diez años, el Banco Macro embolsó ganancias por $6667,2 millones. Su valor de mercado creció a fuerza de esa expansión y en 2012 alcanzó los $7.200 millones.
Brito se convirtió en el referente de Néstor Kirchner para el sector financiero. Parco y callado, habla para sus adentros, pero sabe escuchar. Y aprendió rápido a tratar al ex presidente y a Julio De Vido, de quien se hizo amigo.
La muerte de Néstor cambió esa manera de llevar la relación con los empresarios a los que quería de su lado. Con Cristina sola, la relación entre el banquero y la Casa Rosada se volvió más distante. «Él era de interactuar más. Ella (lo hace) frente a temas puntales; si ve algo de la economía o los bancos que le preocupa, te llama», dijo Brito. Si Néstor hablaba cada quince días, con la Presidenta cruza llamados cuatro o cinco veces al año.
Los otros canales de diálogo mantuvieron a Brito en el círculo del poder político. Forjó una gran amistad con Julio De Vido. También fue determinante el buen vínculo que estableció con uno de los jefes de Gabinete de Cristina: Sergio Massa.
Massa había sido presidente de la Anses antes de la estatización de las jubilaciones y desde ese organismo aceitó los vínculos con el jefe del Macro. El banco es el patrocinador que acompañó a Tigre, el club que tiene a Massa entre sus directivos, en su vertiginoso ascenso desde la Primera B, la tercera división del fútbol argentino, hasta la A y las competiciones internacionales.
Brito no abandonó a Massa cuando el intendente de Tigre saltó del kirchnerismo para disputarle las elecciones parlamentarias de 2013 con su Frente Renovador. El banquero era uno de los principales sostenes económicos del candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, además de participar en los equipos que formulaban la política económica.
Massa le presentó a Brito a un economista que había hecho carrera en la ANSeS y se desempeñaba como secretario de la Caja Previsional en esa dependencia: Amado Boudou. La amistad con el actual vicepresidente le abriría puertas, pero también lo involucraría en el caso Ciccone.
Brito también supo ganarse un enemigo de peso: Guillermo Moreno . El secretario de Comercio Interior lo responsabilizó de generar una corrida cambiaria contra el peso entre fines de octubre y comienzos de noviembre de 2011, cuando el Gobierno comenzaba a implementar restricciones a la compra de dólares para atesoramiento y viajes al exterior.
Otro de los «enemigos» de Brito fue el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, pues este en el 2014, tildó de «banquero oportunista» al titular del Banco Macro, a quien criticó por armar presunta «gestión patriótica» para salvar a la Argentina del default, cuando en realidad «querían pagarle a los buitres con los depósitos de la gente».
«Era una operación OPN (Otros ponen la plata). Iban a pagarle a los buitres con plata que era de los ahorristas. Querían pagarle a los buitres con los depósitos de la gente», subrayó en su momento Kicillof.
Pero Brito siempre lograba sobreponerse a los enemigos y llegó a proclamarse como el «banquero peronista» y e diálogo con el medio El Cronista expresó: «Gobernar es persuadir a la gente, no cagar a pedos. Esa es la esencia de construcción. Hay que leer a Perón, no mucho más que eso».
Para el año 2015, Jorge Brito señalaba una fuerte acusación: Un empresario no tiene que ser obsecuente con el poder de turno. Si a mí un día el Presidente me invita a tomar un café y le digo las cosas y el Presidente se enoja y te dice que liderás la corrida cambiaria, a mí no me preocupa. A mí nunca me persiguió el gobierno kirchnerista. Me habrán dicho cosas, sí, son públicas. Una cosa es que vos hables sobre una persona y den su opinión, y a nadie le gusta que el poder de turno hable no bien de vos. Pero otra cosa es que te persigan judicialmente, y yo no sentí eso. Sí lo sentí en el gobierno de Macri.
Pese a tanto conflicto, el Banco Macro siguió creciendo y en el año 2023 adquirió el banco Itaú. Cabe destacar que en el 2020, fallece Jorge Brito y su familia pasa a ser propietaria del fideicomiso JHB.