Esta semana, la Cámara de Diputados se prepara para debatir un proyecto de ley que podría modificar la rutina diaria de millones de argentinos. La propuesta, presentada por el diputado mendocino Julio Cobos, busca que el país adopte nuevamente el huso horario -04 GMT, lo que implicaría atrasar una hora el reloj oficial.
Según Cobos, Argentina se encuentra geográficamente ubicada dentro del huso -04 GMT, pero desde 1969 utiliza el huso -03 GMT. Este desfasaje, argumenta, genera un uso innecesario de energía eléctrica y afecta los ritmos biológicos de la población. “Estamos desfasados con respecto a nuestra ubicación natural”, sostuvo el legislador.
El proyecto establece que la Hora Oficial Argentina debe ubicarse cuatro horas al oeste del meridiano de Greenwich, en línea con el Sistema Internacional de Husos Horarios. De aprobarse, el cambio implicaría que las actividades comiencen con una hora más de luz solar, lo que permitiría un mayor aprovechamiento de la luz natural.
Entre los beneficios esperados, se destacan el ahorro energético, la mejora en el rendimiento escolar y laboral, y una mayor sincronización con los países vecinos del Mercosur, como Brasil y Bolivia, que ya utilizan el huso -04 GMT. También se espera una reducción en el ausentismo escolar y una mejor calidad del sueño.
Especialistas del CONICET respaldan la propuesta, señalando que un huso horario mal alineado con los ciclos de luz y oscuridad puede generar trastornos en la salud y un mayor consumo energético. El informe de la doctora Andrea Pattini, del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía, fue citado como sustento técnico del proyecto.
Aunque el cambio podría generar incomodidad en los primeros días, Cobos asegura que los beneficios superarán ampliamente los inconvenientes. La propuesta también contempla una campaña de concientización para facilitar la adaptación de la población al nuevo horario.
El debate sobre el huso horario no es nuevo en Argentina. Desde 2009 no se han realizado modificaciones, pero el contexto actual de crisis energética y la necesidad de optimizar recursos reavivaron la discusión. El Congreso definirá si es momento de volver a sincronizar el reloj con el sol.
Redacción Diario Inclusión