El escándalo en torno a José Luis Espert, candidato oficialista en la provincia de Buenos Aires, no sólo ensombrece su carrera personal, sino que desnuda las grietas del gobierno de Javier Milei y la improvisación con la que se sostiene la alianza libertaria en el distrito más poblado del país.
La confirmación de que una empresa vinculada al empresario Federico Machado —procesado por narcotráfico y lavado de dinero— transfirió 200.000 dólares a la campaña de Espert, coloca a La Libertad Avanza en el centro de un debate incómodo: ¿cómo se filtran estos aportes en plena campaña? ¿Qué mecanismos de control existen realmente dentro de la estructura oficialista?
Lejos de despejar dudas, las respuestas del espacio gobernante profundizan la desconfianza. Mientras algunos dirigentes exigen que Espert se aparte para salvar al proyecto libertario de un daño mayor, otros lo sostienen con la lógica de que reconocer el error sería aún más costoso que convivir con él. La consecuencia: una campaña atravesada por el silencio, la improvisación y el desgaste constante.
El caso Espert llega en un contexto ya marcado por episodios que restaron seriedad al armado oficialista en Buenos Aires: desde los audios que involucraron a Diego Spagnolo, hasta la accidentada caravana en Lomas de Zamora. Cada tropiezo, lejos de quedar en lo anecdótico, va configurando un patrón de desprolijidad política que erosiona la credibilidad del gobierno en un territorio decisivo.
En paralelo, Milei sigue respaldando a su aliado, aunque puertas adentro crece la tensión. Actos cancelados en varias ciudades, candidatos que prefieren evitar la foto y una militancia confundida dan cuenta de una campaña que parece estar a la defensiva más que en la ofensiva.
El oficialismo intenta presentar la crisis como un problema circunscripto a una persona. Sin embargo, la falta de controles, la aceptación de financistas cuestionados y la insistencia en sostener a un dirigente cuestionado dejan en evidencia una debilidad mayor: la contradicción entre el discurso de transparencia que el presidente promueve y la realidad de su armado político en la provincia.
El desenlace aún es incierto, pero el daño ya está hecho. José Luis Espert se ha convertido en el rostro de un escándalo que no sólo lo compromete a él, sino que arrastra a todo el gobierno libertario en su intento por consolidar poder en Buenos Aires.
Redacción: Diario Inclusión.