- Con la desregulación impulsada por Sturzenegger se repite la receta aplicada en la década del 90. En ese entonces la eliminación del Fondo Nacional de la Marina Mercante en 1994 y la disolución de la flota estatal provocó el cierre de numerosos astilleros y talleres, además de una fuerte reducción de la flota mercante argentina.
- Se implementaron regulaciones que habilitaban a los armadores nacionales a operar con buques inscriptos bajo banderas de conveniencia.
- Un hecho paradigmático de la desregulación fue el decreto 1772/91que condujo a la desaparición de los buques de ultramar argentinos dedicados al transporte de carga general y contenedores.
- Cabe recordar que Argentina llegó a contar con una de las flotas mercantes más importantes del mundo, con más de 60 embarcaciones operadas exclusivamente por la Empresa Líneas Marítimas Argentinas (E.L.M.A.). Sin embargo, como resultado de las políticas implementadas en los años 90, hoy el país no posee ningún buque propio que participe del comercio internacional.
- El impacto sobre el empleo también fue significativo: durante esa década se perdieron alrededor de 30.000 puestos de trabajo en el sector, y sobrevivió apenas el 10 % de los astilleros que funcionaban en el país (Marti Garro, 2003).
En 1999, se inició un cambio en esta situación al derogar el régimen que permitía el alquiler de buques extranjeros para el cabotaje nacional. Luego, en 2004, se promulgó el Decreto Nº 1.010, que dejó sin efecto el decreto 1772 y generó las condiciones para que la flota mercante vuelva a tener bandera argentina. Además estableció un plazo para la promulgación de una ley de Marina Mercante e Industria Naval destinada a aumentar la capacidad de la flota nacional y mejorar las condiciones de la Industria Naval mediante medidas fiscales específicas.
¿Qué desreguló Sturzenegger hasta ahora? Principales efectos del Decreto 37/2025 (REGINAVE)
1. Eliminación de serenos de buques. Su contratación pasó a ser opcional. “El sereno de buque son los ojos de la Argentina controlando la planchada. Ahora la empresa puede disponer de quien cumpla ese rol: lo estás dejando en manos de un extranjero. El capitán tiene que informar quién va a hacer de sereno: un filipino va a controlar la planchada, que carga sube y baja del buque o la planchada del barco.”*
2. La eliminación de serenos pone en riesgo 700 puestos de trabajo. Además de generar complicaciones operativas y de seguridad. Los ganadores de esta desregulación son las empresas que operan los corredores cerealeros de San Lorenzo y Bahía Blanca así como los puertos bonaerenses y de concepción del Uruguay. También se benefician los grandes actores de logística como PTP Group y la Agencia Marítima ISA.
3. Hay una intención de no controlar que baja y que sube de la planchada. Sobre todo en la zona de Rosario. Puede estar incluso ligada al narcotráfico. Se pone en riesgo la seguridad nacional.
4. “Elimina la necesidad de baqueanos: si bien el impacto no es tanto en generación de puestos de trabajo si lo es en cuanto a seguridad. Los baqueanos paraguayos pueden navegar nuestros ríos sin tener conocimiento de zona (baquía). Ponen en serio riesgo la navegación en la hidrovía e incluso el medio ambiente porque hay rocas en el alto Paraná y los buques tienen ciento de miles de litros de combustible a bordo.”
5. La seguridad de la navegación y el medio ambiente se verán gravemente afectados, especialmente en la zona fluvial desde la desembocadura del Río de la Plata hasta toda la Hidrovía Paraná-Paraguay, el Río Uruguay y sus puertos, donde la navegación ya es muy restringida por la poca profundidad, el escaso ancho y el intenso tráfico de grandes embarcaciones.
Un modelo distinto es posible Fortalecimiento industria naval y marina mercante
El mantenimiento de una flota mercante de bandera nacional, tripulada por argentinos, es fundamental para el país, considerando que el 95% del comercio exterior argentino se transporta por vía marítima. Contar con este recurso propio permite asegurar, al menos, la cobertura de los servicios esenciales que la Nación necesita.
Además, tiene un impacto económico directo. Argentina gasta cerca de USD 5.000 millones anuales en fletes. Recuperar una flota nacional permitiría ahorrar una porción significativa de esas divisas, fortaleciendo nuestra balanza de pagos.
Argentina debe impulsar un modelo distinto al de la desregulación: fortalecer el rol de la marina mercante nacional como herramienta estratégica para la soberanía. La presencia activa de buques de bandera argentina en los servicios fundamentales permitiría recuperar el control de nuestra logística, generar empleo industrial y garantizar autonomía en un mundo cada vez más fragmentado y en disputa.
Este fortalecimiento debe ir acompañado del desarrollo de la industria naval. Según el Registro de Empresas de la Prefectura Naval Argentina, actualmente existen 338 empresas vinculadas al sector, entre astilleros, talleres navales y otros establecimientos. En su época de oro, durante los años 60, la industria llegó a emplear a más de 100.000 personas. Hoy emplea cerca de 10.000, pero cuenta con el potencial para ser nuevamente un motor de desarrollo industrial.
Reconstruir una marina mercante nacional no es solo una política sectorial, es una apuesta por una Argentina con más soberanía, más trabajo y mayor integración territorial.