La tensión entre el Gobierno y los sindicatos del transporte sigue escalando, ya que las autoridades han decidido no intervenir en el conflicto que llevará a un paro nacional del sector programado para el próximo miércoles. En lugar de dictar una conciliación obligatoria que busque una tregua, el oficialismo planea mantenerse al margen, permitiendo que la medida de fuerza siga su curso y con ello, exponer a los gremios como responsables de las posibles complicaciones en la movilidad de los ciudadanos.
El paro, convocado por las organizaciones sindicales Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Catt) y la Unión General de Asociaciones Sindicales de Trabajadores del Transporte (Ugatt), responde a la disconformidad con las políticas económicas del gobierno de Javier Milei.
Los líderes gremiales critican las medidas de “ajuste” y plantean que estas incrementarán la pobreza y afectarán a los sectores más vulnerables. La huelga, en consecuencia, se llevará adelante en áreas clave del transporte, afectando el funcionamiento de trenes, aviones, camiones, barcos y puertos, mientras que el servicio de colectivos se mantendrá activo debido a que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) prevé alcanzar un acuerdo salarial en los próximos días.
Para la Casa Rosada, el paro nacional es una oportunidad de redirigir la responsabilidad del conflicto hacia los gremios del transporte. En una conferencia reciente, el vocero presidencial, Manuel Adorni, subrayó la postura del Gobierno de no involucrarse en la disputa, y un funcionario de la Secretaría de Trabajo argumentó que el conflicto no se origina en una demanda salarial directa, lo cual justificaría la omisión de la conciliación obligatoria.
La convocatoria al paro cuenta con el respaldo de figuras sindicales relevantes, como Pablo Moyano (Camioneros), Omar Maturano (Ferroviarios), Juan Carlos Schmid (portuarios), Juan Pablo Brey (aeronavegantes) y Pablo Biró (pilotos de avión). Además, los estatales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que tienen incidencia en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), y los trabajadores del subte de la capital porteña también se sumarán a la protesta.
La movilización tiene, además de su reivindicación puntual, el objetivo de ejercer presión sobre la Confederación General del Trabajo (CGT) para que evalúe la posibilidad de convocar a un nuevo paro general, el tercero bajo la administración de Milei.
Entre los reclamos esgrimidos por los sindicatos, destacan la suba de tarifas derivada de la quita de subsidios, la posible privatización de Aerolíneas Argentinas y los recortes al sistema de jubilaciones. Desde el gremialismo aseguran que estas políticas dañan la calidad de vida de los trabajadores y ven como una necesidad urgente frenar lo que perciben como una avanzada del Gobierno sobre derechos laborales y sociales.
Fuente: Voces Críticas.