El presidente Javier Milei volvió a marcar distancia con la Iglesia Católica al no responder los pedidos de audiencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) para el tradicional saludo navideño en la Casa Rosada. En su lugar, envió una carta protocolar con un escueto agradecimiento.
La tensión se profundizó al conocerse que, en paralelo, Milei sí organizó un evento con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA). El acto incluyó un coro polifónico, villancicos, oraciones y un discurso del Presidente, acompañado por su hermana Karina, Manuel Adorni y Diego Santilli. El gobierno no difundió oficialmente la actividad, que recién se conoció por publicaciones de la propia organización religiosa.
Según fuentes citadas por Clarín, el desdén hacia los obispos responde a las críticas de la CEA sobre la situación social del país. En contraste, Milei mantiene una agenda activa con líderes evangélicos y judíos, lo que refuerza la percepción de un vínculo privilegiado con esos sectores.
El episodio se suma a otros gestos recientes: en noviembre, Milei recibió al pastor estadounidense Franklin Graham, cercano a Donald Trump, y encabezó un rezo en la Casa Rosada junto a representantes de ACIERA. Estos movimientos generan inquietud en el oficialismo por la posible irrupción política del pastor Dante Gebel, impulsado por sectores peronistas y libertarios desplazados.
La ausencia de la Iglesia Católica en la agenda presidencial y la preferencia por los evangélicos reavivan un debate de fondo sobre el rol de las religiones en la política argentina y la estrategia de Milei para consolidar apoyos en sectores no tradicionales.
✍️Redacción Diario Inclusión










