El hecho salió a la luz cuando madre e hija miraban noticias en la televisión. En esa ocasión la niña le preguntó cómo era una violación y la madre le explicó afirmando que nadie debía tocarla. Y la niña respondió “entonces lo que me hizo mi papá es una violación”.
Entonces la madre comenzó a preguntarle y la niña a contar lo ocurrido. Angustiada, la madre dejó de preguntar. En otro momento la niña le dijo “prefiero estar muerta antes de quedarme con el papá” porque él le pegaba y “hace cosas”.
La Sala III del Tribunal de Impugnación confirmó la sentencia dictada contra el abusador imponiéndole la pena de tres años de prisión de ejecución en suspenso como autor penalmente responsable del delito de abuso sexual simple doblemente calificado por la convivencia y la guarda en perjuicio de una menor.
Los jueces Eduardo Barrionuevo y Pablo Mariño puntualizaron que el testimonio de la víctima “constituye un elemento incriminante de alto valor, toda vez que la niña mediante un relato claro y detallado indica que ocurrió en la cama grande, después de comer, describe de manera pormenorizada la ubicación en la que se encontraba y lo que le hacía en referencia al sometimiento sexual sufrido”.
El hecho que no precisara la fecha de lo ocurrido cuestionado por la defensa del condenado “no le quita veracidad a su testimonio, toda vez que no se trata de un dato relevante que permita descartar o hacer dudar de la existencia del hecho en el que se asienta la acusación”, dijeron los jueces.
“Tratándose la víctima de una niña de 8 años, no caben dudas que los tocamientos a los que la sometió encuadran en el delito de abuso sexual simple, sin que se requiera para ello que haya mediado otra circunstancia (violencia, amenazas, etc.) y mucho menos una acción para repeler el ataque de parte de la víctima, como sostiene el defensor”, apuntaron.