La Secretaría de Finanzas anunció una licitación extraordinaria de bonos en pesos para este miércoles 16 de julio, en un intento por contener la corrida cambiaria que llevó al dólar blue a superar los $1.340. La decisión responde al desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que provocó una caída abrupta en las tasas de interés y dejó una masa de pesos sin destino claro.
El llamado a licitación incluye seis instrumentos de corto plazo, entre ellos LECAP con vencimientos entre julio y septiembre, y un BONCAP a octubre. El objetivo es absorber cerca de $5 billones de liquidez bancaria y evitar que esos fondos se canalicen hacia el mercado cambiario, alimentando la demanda de dólares financieros y paralelos.
La medida fue interpretada por analistas como una reacción desesperada del Gobierno ante la pérdida de control sobre las tasas de interés. La eliminación de las LEFI dejó al mercado sin un piso de rendimiento, lo que debilitó el atractivo del carry trade y empujó a los inversores hacia el dólar.
En las últimas jornadas, el Banco Central intentó intervenir vendiendo LECAP desde su cartera, pero la estrategia no logró frenar la suba del dólar. La nueva licitación busca ofrecer alternativas de colocación para los bancos, que quedaron con excedentes de liquidez tras el canje técnico de LEFI por títulos del Tesoro.
La presión sobre el tipo de cambio se intensificó en un contexto de incertidumbre política y económica, con juicios heredados y tensiones electorales que complican la estabilidad financiera. La brecha entre las distintas cotizaciones del dólar se amplió, afectando la efectividad de las maniobras de arbitraje y debilitando el esquema oficial.
Economistas advierten que, si bien la licitación puede absorber parte de la liquidez excedente, el Gobierno deberá enfrentar vencimientos por casi $38 billones en las próximas semanas. Esto plantea un desafío adicional para sostener el equilibrio monetario sin recurrir a emisiones más largas o medidas drásticas.
La estrategia oficial apunta a consolidar el nuevo esquema de agregados monetarios, donde el Tesoro y el BCRA coordinan la cantidad de dinero en circulación. Sin embargo, la volatilidad en las tasas y la persistente demanda de dólares reflejan los límites del modelo en un escenario de alta fragilidad.
Redacción Diario Inclusión








