El anuncio del presidente Javier Milei sobre la creación de una mesa de diálogo con gobernadores generó más dudas que entusiasmo entre los mandatarios provinciales. A pesar de la promesa de apertura institucional, varios jefes territoriales aseguraron que no recibieron ninguna convocatoria formal y cuestionaron la sinceridad del gesto presidencial.
Carlos Sadir, gobernador de Jujuy, fue uno de los primeros en expresar su malestar. “Nosotros propusimos el diálogo desde el inicio, pero nunca se concretó. Lo que hay es información en los medios, no una invitación oficial”, declaró, al tiempo que denunció un “destrato” sistemático por parte de la gestión libertaria.
Gustavo Sáenz, mandatario salteño, coincidió en la crítica y recordó que su provincia firmó acuerdos con Nación que nunca se cumplieron. “Estamos haciendo las obras como podemos, pero de las que se prometieron, sólo una o dos avanzaron”, lamentó. También apuntó contra la falta de humildad de los funcionarios nacionales, a quienes acusó de subestimar a los gobernadores.
Desde Santa Fe, Maximiliano Pullaro se expresó a través de redes sociales con un mensaje contundente: “El gobierno sigue sin escuchar, paralizado. Hay que dejar atrás el pasado lleno de fracasos y enfrentar los problemas del presente”, escribió, en un claro reclamo por mayor acción ejecutiva.
El espacio Provincias Unidas, que agrupa a varios mandatarios del interior, se mostró dispuesto a participar si son convocados, aunque hasta el momento no hay definiciones sobre el formato ni los participantes de la eventual mesa federal. La falta de claridad refuerza la percepción de que el anuncio fue más simbólico que operativo.
En paralelo, desde la Casa Rosada se informó que la mesa política bonaerense se ampliará con dirigentes referenciados en “Las Fuerzas del Cielo”, agrupación vinculada a Santiago Caputo. Sin embargo, no se precisó cómo se articulará esa instancia con los gobernadores ni qué temas se abordarán.
La tensión entre el Ejecutivo nacional y los gobiernos provinciales se profundiza en un contexto de crisis económica y desgaste político. El desafío para Milei será transformar los gestos en hechos concretos, antes de que la desconfianza termine de erosionar los puentes institucionales.
Redacción Diario Inclusión