Este miércoles, la Cámara de Diputados fue escenario de un nuevo capítulo en el avance del ajuste sobre derechos esenciales. La sesión convocada para emplazar a las comisiones a tratar proyectos sobre la emergencia sanitaria del Hospital Garrahan y el financiamiento universitario fracasó por falta de quórum. Una vez más, legisladores nacionales por Salta jugaron un rol determinante para que eso suceda.
Pamela Calletti, Pablo Outes y Yolanda Vega se ausentaron o evitaron acompañar la convocatoria, actuando en línea con el bloque oficialista que responde a la presidencia. La estrategia no fue novedosa: al no funcionar las comisiones —una parálisis promovida por el oficialismo—, los proyectos no pueden avanzar. Y sin quórum, ni siquiera se permite que el Congreso debata su posible tratamiento.
El caso del Hospital Garrahan es particularmente alarmante. Se trata del centro de salud pediátrica más importante de Argentina, que en lo que va del año ya atendió a más de 3.000 pacientes provenientes de Salta. Sin embargo, frente a la crisis provocada por los recortes presupuestarios, los representantes provinciales eligieron no actuar.
La maniobra de Outes
Pablo Outes se mantuvo ausente en las dos sesiones anteriores. Esta vez apareció recién cuando se comprobó que la oposición no lograría el quórum necesario. Su intervención no fue para acompañar el reclamo, sino para votar en contra del emplazamiento de las comisiones que deben dictaminar sobre la emergencia pediátrica.
También rechazó el avance del proyecto para garantizar el financiamiento de las universidades públicas.
Su postura lo alineó con el bloque libertario, que continúa bloqueando todo intento legislativo de frenar el ajuste impulsado desde el Poder Ejecutivo.
Ausencias y contradicciones
Pamela Calletti no se presentó a la sesión. Yolanda Vega, por su parte, no colaboró con el quórum pero luego votó afirmativamente cuando la iniciativa fue puesta a consideración. Sin embargo, ese gesto aislado no alcanzó para revertir una estrategia que apunta claramente a frenar cualquier discusión parlamentaria sobre salud y educación pública.
El resultado es que el Congreso sigue sin dar respuestas a problemáticas urgentes, mientras miles de familias argentinas —muchas de ellas salteñas— dependen de un sistema público que se ve cada vez más deteriorado.
Lo que está en juego no es una pulseada partidaria, sino el acceso a derechos básicos. En tiempos de ajuste, el silencio, la ausencia y la especulación también son formas de votar.