La viabilidad de la estrategia del «carry trade» o bicicleta financiera enfrenta nuevos desafíos luego del anuncio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) de reducir el ritmo de devaluación del peso con respecto al dólar del 2% al 1% mensual (medida denominada «crawling peg»). Aunque la medida del Gobierno busca suavizar las expectativas inflacionarias y mejorar la percepción de control sobre la política monetaria, sobrevive el escepticismo por la volatilidad intrínseca e histórica del mercado local.
Dólar y «carry trade»: el BCRA decidió mantener la tasa de interés
Tras el anuncio del martes de una reducción a la mitad del ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial a partir de febrero, el Banco Central decidió este jueves mantener, al menos por ahora, sin cambios la tasa de política monetaria. La entidad intenta evitar que haya más presiones sobre el dólar financiero.
Sin embargo, en línea con la señal que dio el Ministerio de Economía en la primera licitación de deuda en pesos del año, el Central pareció mostrar que no quiere agregar un nuevo factor de posible tensión para la brecha cambiaria. Ambas instancias contribuyen a reforzar el incentivo al “carry trade”: una apuesta por intentar evitar que haya más pesos que vayan a presionar contra el dólar y que no se frene la compra de divisas en el mercado oficial.
Lo cierto es que la decisión empalma con la ampliación de la intervención del BCRA sobre los dólares financieros, que se volvió sistemática en las últimas ruedas y refleja la misma preocupación. En función de la suba de los volúmenes operados de los bonos AL30 y GD30 (los más usados para hacer MEP y CCL), Portfolio Personal Inversiones (PPI) estimó que en las últimas cuatro jornadas destinó unos u$s250 millones de las reservas para intervenir sobre la brecha cambiaria.