La Cámara de Diputados retomó este martes el debate en comisión de los proyectos que buscan la despenalización del aborto. Uno de los testimonios más duros de la jornada fue el de Norma Cuevas, la madre de Ana María Acevedo, un caso testigo en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito.
La joven, de 20 años, falleció de un cáncer de mandíbula luego de que el Comité de Bioética del hospital Iturraspe de Santa Fe se negara a practicarle un aborto para salvar su vida.
«No le quisieron sacar el embarazo porque querían salvar las dos vidas. Yo decía que no porque ella no era sola. Ella tenía tres hijitos. Y hoy los hijos la están esperando», sostuvo Cuevas, ante el auditorio.
«Pido justicia por mi hija y pido el aborto legal para que ninguna mujer sufra como ella», expresó y contó que a su hija también le habían negado con anterioridad una ligadura de trompas.
El testimonio de Cuevas levantó los aplausos de pie de varios legisladores presentes en la sala. La mujer expuso en el marco de la quinta audiencia, en la que también dieron su opinión médicos, sociólogos y psicólogos a favor y en contra de la iniciativa que propone legalizar la interrupción del embarazo hasta la semana 14.
Al inicio de la audiencia, el presidente de la Comisión de Legislación General, Daniel Lipovetzky (PRO), a cargo de la coordinación del plenario, precisó que, a lo largo de estos encuentros, participaron unos «160 expositores de un cronograma de 700» y puso de relieve que «el primer objetivo que es que los diputados tengan mayor información sobre el tema se ha ido cumpliendo».
La primera en exponer en esta jornada fue la médica pediatra Paola Basualdo, quien se manifestó en contra de la despenalización y aseguró: «No se puede comparar una etapa desarrollo con otra: el embrión tiene capacidades diferentes al recién nacido. No es más ser humano un adulto que un niño. Es ser humano y punto».
A su turno, la conductora y psicóloga Verónica Lozano pidió realizar «un ejercicio» y «ponerse en el lugar» de la mujer embarazada, al proponer: «Invito a que abracen a esa mujer, la miren a los ojos, no la juzguen y le den herramientas para que pueda interrumpir su embarazo si así lo desea».
Lozano pidió a los diputados que dejen de ser «políticamente correctos y que deje de ser ‘piantavotos’ legalizar el aborto porque, en este tiempo que llevo acá, han muerto muchas mujeres».
Según el abogado Juan Bautista Letta, «si se busca la disminución de la mortalidad materna, no es a través de la legalización del aborto que se logrará sino que se requiere adoptar cursos de acción de fondo para la atención de la maternidad vulnerable».
«Hace falta acompañamiento sanitario, social, económico y psicológico de la mujer y de su hijo por nacer a fin de garantizarle a ambos el máximo nivel de salud», postuló.
Por su parte, la diputada del Parlasur Fernanda Gil Lozano aseveró que «las mujeres abortamos desde el origen de los tiempos hasta hace un minuto», a la vez que señaló que «restringir el acceso al aborto no reduce el número de abortos».
Además, sostuvo que, con la legalización, «no va a haber más abortos» sino que «las mujeres, con más información y más educación, vamos a tener una decisión más inteligente».
En tanto, la referente de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) Maria Teresa Bosio postuló que «las mujeres no somos envases», y sostuvo que «las feministas decimos que la vida no es sólo el desarrollo de células que se van multiplicando» sino que «implica también que se pueda gozar de una calidad de vida, la responsabilidad de acompañar esa vida desde un deseo subjetivo, desde la autonomía, de personalizarla, de darle entidad».
A su turno, la legisladora porteña Victoria Montenegro (Unidad Ciudadana) reconoció que «hasta no hace mucho» estaba en contra del aborto legal pero señaló que quienes cumplen con responsabilidades políticas deben «representar un interés más alto que el propio».
En ese sentido, Montenegro -hija de desaparecidos y militante por los derechos humanos- sostuvo que «se trata de comprender una demanda social y responder por ella», y aseguró que la despenalización del aborto es «también una lucha por los derechos humanos», al señalar que «obligar a gestar es torturar».
En tanto, la médica Graciela Damilano, consideró que «el embrión es un ser humano en desarrollo» y que, como tal se trata de «un proceso dinámico, integral, sin fisuras, ordenado en etapas sucesivas, no arbitrarias, que se inicia en el momento de la fecundación y se prolonga por toda la vida».
«Mi vida, como todas las vidas, es misteriosa, irrevocable y sagrada», aseveró en su exposición ante el plenario de comisiones que, por quinta vez, se desarrolló en el anexo de la Cámara baja.
El sociólogo Juan José Sebreli se manifestó a favor del proyecto y señaló que «aquí, el derecho a la vida, lo único que hace es ocultar el verdadero móvil de la lucha contra el aborto, que es la concepción sexofóbica que tienen las religiones».
«La lucha contra el aborto está vinculada con otras luchas que también tienen que ver con la sexualidad, como el control de natalidad, el uso de preservativos que es uno de los temas fundamentales de los Papas, incluido el actual, la lucha contra todo tipo de sexualidad que no tenga que ver con la reproducción, la homosexualidad y la masturbación. Todo esto está ligado a la lucha contra el aborto. Por lo tanto, los que defendemos la libertad sexual también debemos estar en esta lucha», consideró.
A su entender, «el derecho a la vida es un término que se utiliza en el siglo XXI» y que «tal vez está sacado de los argumentos de un viejo dogma hinduista que prohíbe matar a una mosca o a una hormiga porque es vida».
«Acá estamos en lo mismo. El feto no es una vida, es una larva. La vida humana implica voluntad, y consciencia, y el feto no la tiene», resaltó Sebreli.
El médico Eduardo Valenti, en tanto, resaltó que «en una encuesta entre 475 ginecólogos, el 64% respondió que estaba de acuerdo con la despenalización del aborto».
«Dos de cada tres ginecólogos están a favor. Además, el 80% opinó que la interrupción del embarazo debe ser entre las doce y catorce semanas», indicó ante el plenario y sostuvo que «una ley es lo único que va a dar un marco de legalidad indiscutible».
Y agregó: «Los médicos siempre vamos a estar a favor de la vida, pero para nosotros el debate es aborto seguro o aborto inseguro. El aborto es de todas las clases sociales, pero las muertes por aborto no, son de una sola clase».
Por su parte, la abogada Claudia Cesar se manifestó en contra y afirmó que «la mayoría de las menores embarazadas fueron embarazadas por adultos» y al respecto señaló que «el tema de que una niña pueda ir a un hospital y sacar ese embarazo sin un responsable, va a hacer más fácil abusar de una menor».
«Existen mujeres que son llevadas a hacerse abortos para tapar determinadas situaciones de esclavitud sexual. Creo que la persona que va a abortar tendría que tener la posibilidad de decir por qué quiere abortar, especialmente las menores. Una menor que vaya a practicarse una aborto sin explicar por qué, también es una trampa para ella», evaluó.
También en contra, la abogada Ludmila Viar, del Centro de Bioética Persona y Familia, aseguró que «ante el problema de los abortos clandestinos es deber del Estado buscar soluciones que no vulneren el derecho fundamental a la vida».
Según dijo, «corresponde sancionar leyes que avancen en la protección de los derechos de la madre vulnerable y el niño por nacer».
El próximo jueves continuará la discusión del proyecto que plantea la interrupción del embarazo hasta la semana 14.