No cayeron nada bien las críticas de Mirtha Legrand entre los principales referentes del Gobierno y sus allegados. Incluso la primera dama está enojada.

En el PRO no cayó nada bien la reacción de Mirtha Legrand frente al presidente Macri durante su reciente encuentro televisisvo en la quinrta de Olivos y, justamente, lo que más impacto causó fue dureza de la diva a la hora de las preguntas, sumado esto a las reacciones mediáticas que esto provocó.
Particularmente, aseguran varias fuentes, a la que menos le gustó lo sucedido fue a Juliana Awada. “Se enojó mucho. No soportó que no lo deje responder a Mauricio”, afirmó un vocero del Gobierno.
Puertas hacia adentro, el oficialismo disimula en cierto sentido, pero en realidad el malestar se percibe a flor de piel.
Esperaban otra cosa de Mirtha Legrand, una personalidad que en otros tiempos supo ser una gran aliada de Macri en su cruzada anti K, alguien que públicamente dijo “hice mucho para que este gobierno gane”.
Pese a eso, los cortocircuitos entre Macri y la «Chiqui» se vienen dando cada vez más seguido: le puso un cinco a la gestión del primer año del Presidente, lo criticó en su programa por el aumento en el costo de vida –“realmente no se puede vivir”–, por la devaluación, se quejó por las “marchas y contramarchas” del PRO y también porque en los discursos “Mauricio habla cortito, tiene que hablar más tiempo”.
En mayo de 2016, la cosa se puso tan complicada y áspera que incluso le recomendaron a Macri recibir a la diva en la Casa Rosada, tras lo cual Mirtha contó que le dijo a Macri que ella era “la voz del pueblo” y -aparentemente- él le contestó “que le iba a hacer caso”. En el círculo de Legrand explican la novedosa ácida postura de la diva por su necesidad de mostrarse independiente ante su público, y en el Gobierno lo entienden como una movida marketinera para seguir vigente. “El show es el negocio de ella, quiere buscar rating y eso está bien”, explica uno de los funcionarios del PRO en un intento de minimizar la situación.
En la entrevista llevada a cabo en Olivos el sábado 18, la primera que Legrand le hace a Macri desde que llegó al sillón de Rivadavia, el enojo principalmente se dio por “las formas”.
“El Presidente te abre las puertas de su casa y hacés una entrevista donde no querés escuchar, donde tenés un rol agresivo, no dejás contestar, no sos educada. No se podía entablar un diálogo: ella no suele ser así”, afirmó sin dudar uno de los hombres de máxima confianza de Macri. En el PRO las reacciones fueron variando: en el momento de la nota, más allá de los cruces, se entusiasmaron con el alto rating y su tremendo impacto en las redes sociales –el hashtag #MesazaPresidencial tuvo 436.400 menciones sólo durante el programa–, aunque luego comenzaron a percibir que la entrevista no los dejaría tan bien parados.
De todos modos, desde el oficialismo han llegado a su propia conclusión, apoyada, según ellos, en que en las redes sociales a Mirtha se la criticó mucho.
“Ella le dijo a Mauricio que no ve la realidad, pero el Presidente se pasa el día hablando con especialistas, leyendo estudios y tocando timbres. Mirtha sólo habla con el peluquero. Con el paso de los días se asentó la idea de que la que quedó mal es ella”, sentenció con sumo optimismo uno de los principales asesores del Presidente. Según contó, para Macri el saldo fue positivo: mostró que puede bancar una entrevista sin guión e incluso siendo atacado. “Si Mirtha lo hubiera tratado bien le pegarían, dirían que estaba arreglado: esto es libertad”, aseguraron desde su entorno.








