Pasaron las elecciones nacionales y todavía estamos esperando que baje la espuma, como la que queda en el vaso cuando alguien sirve cerveza apurado, sin tanto frio y sin inclinar el vaso.
Y pienso que en los últimos años la política se fue convirtiendo un poco más en eso, en un vaso de cerveza mal servido, donde lo importante queda por debajo y ocupa cada vez menos espacio en ese recipiente, que va siendo cooptado más y más por la espuma. Todos/as detestamos ese vaso mal servido, puede ser motivo de bromas y enojo en cualquier juntada de amigos. Nadie se banca que le sirvan mal el vaso de cerveza dos o tres veces, siempre tomamos cartas en el asunto. Debemos hacerlo con la política.
En la espuma identifico las discusiones estériles, los debates de palacio, los intercambios en redes sociales, los reels de 30 segundos, las selfies, las fotos en escritorios de políticos reunidos resolviendo nada. EL hastió y el hartazgo de muchos años de política y políticos/as que nos trajeron hasta acá: Milei y el mayor porcentaje de ausentismo electoral desde el retorno a la democracia.
Y el pueblo tiene razón, estamos hartos. Y además de estar hartos vivimos cada vez peor. No me vengan a hablar de estabilidad cuando la mayoría de los/as argentinos tenemos más de un trabajo y más de una deuda (hablo de deudas personales, no de las del Toto Caputo).
Y como militantes también estamos hartos, desmotivados, desconcertados, desorientados y todos los adjetivos que quieran agregarle a esta espuma. Hoy leía dos ideas de Néstor Borri que me resonaron bien adentro de las preguntas que cargo como militante en estos tiempos: Figuras, prácticas e ideas están ausentes o agotadas; Si se siente cómodo, si se sabe, ahí y entonces: no es. Pueden encontrar el texto en la Revista Bache, “Los últimos peronistas”.
Y estamos incómodos hace tiempo, hace varios años y hace muchos gobiernos. Y muchos/as han tirado la toalla, o han buscado otras formas, o se han acomodado, o han priorizado un contrato, un cargo, una candidatura. No juzgo a nadie viejo, yo también ando roto.
Y trabajando de cerca en la gestión, y viendo los límites, palpándolos, donde los márgenes de acción son cada vez menores. Donde parece que “la realidad” se impone y nada puede hacerse, nada puede pensarse por fuera de aquello, y con todas las excusas válidas que quieran, que no hay plata, que es año electoral, que ningún funcionario atiende el teléfono, que ninguna promesa se cumple, que sos de otra banda política, que sos amigo de tal o cual. Me reconozco harto, me sentí desmotivado, me cuestioné mi militancia, mis ideas, mis búsquedas.
Y quiero salir de ahí. No me sirvan más vasos de cerveza tibia con espuma. Nos merecemos como pueblo un vaso frío y bien servido. Nadie me va a convencer nunca de lo contrario, por más negras que sean las nubes.
Entonces volví a aquello que me apasiona, aquello que guió mis búsquedas laborales, académicas, políticas, vivenciales y existenciales: resolver los problemas de la comunidad, hacer más digna la vida de los pobres.
¿Qué carajo estamos debatiendo en la política provincial o local? Una nueva prórroga de la emergencia socio sanitaria del norte, la ley de derribo para combatir el narcotráfico, hasta qué edad los docentes pueden cambiarse de escuela, el narco test y no sé cuántas cosas más. Miles de proyectos que declaran que sería muy bueno hacer esto o lo otro, algunos proyectos de ley. Todo eso es necesario, sí.
Pero, ¿y las problemáticas del día a día de cada vecino? Podemos resolver problemas y necesidades de nuestras comunidades de manera simple y efectiva con articulación público privada? Discutámoslo, pongámoslo en agenda y, como dice y piensa Enrique Mario Martínez (@em_martinez), OCUPEMONOS.
Baños. Muchos vecinos/as todavía no tienen un baño digno. ¿Está en la agenda de alguien esta problemática gravísima en materia de salud y de dignidad? Se puede pensar un consorcio de municipios que aborden esta temática, articulando con privados, eliminando el lucro en dicha tarea y eliminando cualquier mínimo atisbo de corrupción o de gastos innecesarios, generando trabajo local y actividad económica en un rubro como el de la construcción. Con la compra a gran escala de los materiales, pensando incluso con producción local, abaratando los fletes, eliminando impuestos o brindando incentivos al sector durante un tiempo determinado. ¿Cuánto vale construir 200 o 2000 baños si sacamos el lucro del medio?
Alimentación. Podemos realmente estudiar la cadena productiva de los alimentos que se producen en nuestra provincia, los cuales en su mayoría son producidos por la agricultura familiar campesina e indígena. ¿Cómo puede ser que nuestros vecinos/as consuman frutas y verduras que vienen de otras provincias y/o países cuando aquí a pocos kilómetros existe la misma producción? ¿Desde los estados municipales qué alternativas podemos inventar? Durante años existieron buenas iniciativas de gobiernos nacionales (hoy ya no) que no fueron suficientes, y hay mucho desinterés de gobiernos locales o provincial por no querer abarcar nada más. Los comedores escolares son una gran oportunidad. En Salta decenas de miles de niños, niñas y jóvenes comen dos comidas por día en sus escuelas. ¿Alguien estudió cómo llegan los alimentos a la escuela? ¿Cómo se gasta ese presupuesto? ¿Cómo se puede hacer más eficiente y mejorar la alimentación escolar? ¿Cómo conectar a los productores/as con las escuelas? Vamos hermanos, no puede ser tan difícil, tiene que existir voluntad política y bancarse algunas puteadas de algún que otro negociado.
Expongo brevemente dos cuestiones que deberían ser prioritarias en la agenda pública y gubernamental. Y se pueden sumar muchos más: acceso a internet, vivienda, faena de ganado mayor y menor de pequeños productores, la gestión de residuos, la prevención y atención del consumo problemático, la pesca de las comunidades originarias, etc.
Todas cuestiones que existen y seguirán existiendo por muchos años más. Por más que la inteligencia artificial siga evolucionando, que Elon Musk siga inventando no sé qué cosa, los salteños y salteñas vamos a alimentarnos, necesitar un techo digno, ir a la escuela, ir al baño y conectarnos a internet. Y estas cuestiones tan básicas no están garantizadas en buena parte de nuestra población, o si están garantizadas, pero con costos elevados.
A los que amamos la política, creemos que la militancia es un acto de amor, a los que creemos en el Estado y en la Justicia Social, busquemos las soluciones a estas pequeñas grandes cuestiones que no son ni tapa de diario, ni trending topic en Twitter ni aparecen en los presupuestos municipales o provinciales. Y las hagamos realidad.
Ocupémonos.
Jocha Castro Videla – Licenciado en Ciencias Políticas. Militante de la Esperanza.
Redacción: Diario Inclusión.










