La generación de empleos en el sector privado ha sufrido una importante crisis. La desaceleración de actividad deja en incertidumbre el porvenir de las firmas.
La luz de alerta que se encendió a fines del año pasado y continúa en los primeros meses de 2023: un freno en la creación de empleo formal privado en la provincia involucra en buena medida a la parte industrial salteña. Las empresas locales de ese sector vienen advirtiendo, en coincidencia con los datos laborales, que la actividad se desaceleró de manera brusca tras un primer semestre de 2022 en crecimiento.
«La restricción de las importaciones y el acceso a las divisas generó una desaceleración en los procesos productivos en general. Algunas plantas cerraron en enero debido a la falta de insumos y esto hace que algunas líneas productivas no estén funcionando», advirtió en diálogo con El Tribuno la presidenta de la Unión Industrial de Salta, Paula Bibini.
La dirigente compartió una encuesta nacional entre empresarios que realizó la Unión Industrial Argentina (UIA) el año pasado, que «efectivamente se aplica en Salta», según dijo. Del relevamiento se desprende una paradoja. Consigna que «tres de cada diez empresas indicaron tener menos personal del necesario», pero, por otro lado, la realidad muestra que las contrataciones de trabajadores se estancaron por las condiciones económicas del país, que no permite a las firmas expandirse.
Las últimas cifras del Ministerio de Trabajo de la Nación dan cuenta que si bien 2022 cerró con números históricos en cuanto a la cantidad de empleados privados formales en Salta, con 122.700 puestos registrados, en el último mes del año se planchó la curva de crecimiento del trabajo que mostraba este sector. En diciembre hubo 100 empleos más con respecto a noviembre, cuando el promedio era de unas mil personas que se sumaban a la parte privada formal de la provincia mes a mes. En lo que va de 2023 la situación no habría cambiado, aunque todavía no se publicaron estadísticas oficiales, de acuerdo a lo que manifestaron algunos referentes de la economía local, como Bibini.
Advirtió lo mismo el secretario gremial del Sindicato de Empleados de Comercio de Salta, Ángel Ortiz. «Llegamos al límite de empleados que había en la prepandemia, estamos frenados ahí», describió a este diario el dirigente de la actividad que más trabajo genera en la provincia.
De igual modo, la incertidumbre política por las elecciones ejecutivas provinciales y nacionales de este año hace su aporte en la paralización de nuevas inversiones o proyectos para ampliar las empresas. Asimismo, la escalada inflacionaria golpea no solo el poder adquisitivo de la mayoría de los asalariados sino también el acceso al crédito para los empresarios.
«Eso trae como consecuencia que el Banco Central endureció su política monetaria para poder contener la suba de precios e impacta sobre las tasas de interés del mercado, encarece el crédito y dificulta el financiamiento», explicó la presidenta de la Unión Industrial de Salta.
Otras ramas en el misma preocupación
Entre las distintas ramas de la industria provincial (la principal es el rubro de alimentos) hay alrededor de 15 mil puestos de trabajo formal. Una de las preocupaciones de los dueños de las empresas, que se refleja en la encuesta de la UIA, es la escasez de recursos humanos capacitados para los emprendimientos.
«La falta de competencias técnicas específicas, experiencia y la ausencia de candidatos afectan a 7 de cada 10 empresas», dice el documento que compartió Bibini.