Los peores incendios se registraron en 2022, cuando más de 201 000 hectáreas se vieron afectadas. Al año siguiente la cifra se desplomó a 3 547 hectáreas, pero en 2024 volvió a repuntar con 21 675 hectáreas perdidas. En lo que va de 2025 ya se contabilizan 1 684 hectáreas dañadas.
La última asistencia nacional relevante llegó en 2023, tras los incendios de 2022. Ese año llegaron brigadistas y aviones hidrantes a la zona de Cafayate con un desembolso de 487 millones de pesos. En 2024 el Servicio Nacional de Manejo del Fuego destinó apenas un avión de vigilancia e hidrante a Aguaray, junto a capacitaciones para bomberos.
A nivel país, 2024 fue el peor año en ocho periodos, con más de 306 000 hectáreas quemadas. Sin embargo, el SNMF apenas ejecutó el 22 % de su presupuesto —7 739 millones sobre 33 142 millones disponibles—, lo que supone una caída real del 81 % respecto a 2023.
Además, el presupuesto 2025 es un cuarto del destinado en 2022 y un 32,7 % inferior al ejecutado el año pasado. La transferencia del SNMF del Ministerio de Ambiente al de Seguridad cerró el Fondo Fiduciario del Manejo del Fuego, eliminó la contratación directa y precarizó los contratos de brigadistas a plazos mensuales o trimestrales.
📝 Redacción Diario Inclusión










