Este martes se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Tartamudez, también conocido como Día de la Conciencia del Tartamudeo. La fecha, instituida en 1998 por la International Stuttering Association (ISA), tiene como objetivo principal visibilizar la realidad de millones de personas que enfrentan barreras sociales, emocionales y comunicativas por este trastorno.
La tartamudez, también llamada espasmofernia, disfernia o disfluencia del habla, se caracteriza por interrupciones involuntarias al hablar, acompañadas de tensión muscular, miedo y estrés. Aunque suele manifestarse entre los dos y cuatro años de edad, puede confundirse con las dificultades normales del desarrollo del lenguaje en la infancia.
Estudios recientes indican que el 80% de los casos tienen origen hereditario, mientras que el 20% se vincula a factores bioneurológicos. Según las estadísticas, solo uno de cada veinte niños llega a tartamudear, y muchos logran superar el trastorno durante la adolescencia con acompañamiento adecuado.
Más allá de lo clínico, uno de los mayores desafíos que enfrentan quienes tartamudean es el estigma social. Las burlas, el cuestionamiento de su inteligencia o capacidad emocional y la falta de comprensión generan efectos negativos en su autoestima, llevándolos muchas veces al aislamiento.
La conmemoración de este día busca justamente revertir esa mirada. Asociaciones, grupos de autoayuda, profesionales e instituciones se movilizan para promover espacios inclusivos, brindar apoyo y fomentar el respeto hacia quienes conviven con esta condición.
El Día Internacional de la Conciencia del Tartamudeo es una oportunidad para reflexionar sobre cómo la sociedad puede contribuir a derribar prejuicios y construir entornos más empáticos. La palabra, en todas sus formas, merece ser escuchada sin interrupciones ni juicios.
Redacción Diario Inclusión 🖋️