Un tribunal civil de la ciudad de Asti, en el norte de Italia, dictó una sentencia que marca un precedente en el debate sobre los efectos adversos de las vacunas contra el COVID-19. El fallo, emitido el 26 de septiembre de 2025, reconoció un “nexo causal” entre la aplicación de la vacuna de ARN mensajero Comirnaty (Pfizer-BioNTech) y el desarrollo de mielitis transversa en una mujer de 52 años.
La paciente, residente en Cuneo (región de Piamonte), comenzó a experimentar síntomas neurológicos tras recibir dos dosis del inmunizante en abril de 2021. Diez meses después, fue hospitalizada en el centro de salud de Orbassano, en Turín, por sospecha de mielitis inflamatoria. El informe médico de alta señaló que “no se puede excluir un papel desencadenante de la vacuna”.
La mielitis transversa es una afección que inflama la médula espinal y puede provocar debilidad muscular, alteraciones sensoriales, dolor y problemas urinarios o intestinales. Según la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), se trata de una reacción adversa muy rara, pero reconocida desde 2022 en vacunas como AstraZeneca y Janssen.
El Ministerio de Salud italiano había rechazado inicialmente la solicitud de indemnización en la vía administrativa. Sin embargo, el tribunal se basó en informes de los peritos Agostino Maiello y Stefano Zacà, quienes concluyeron que existía un “nexo causal muy fuerte” entre la vacuna y el daño neurológico.
La abogada Chiara Ghibaudo, del estudio Ambrosio & Commodo, afirmó que la mujer “ya no camina sin ayuda” y que la indemnización permitirá afrontar parte de su sufrimiento. El monto exacto aún no fue determinado, pero podría oscilar entre 1.600 y 3.000 euros bimestrales, según la ley italiana 210/92. No se trata de una compensación por daños, sino de una prestación periódica que podría aumentar si se detectan patologías asociadas.
La Agencia Italiana del Medicamento (Aifa) registró hasta 2022 un total de 593 casos de mielitis transversa tras la vacunación contra el COVID-19, de los cuales 280 se vincularon a vacunas de ARN mensajero. La EMA, por su parte, indicó que la relación causal es “razonablemente posible” a la luz de la literatura científica y los reportes globales.
Un estudio reciente publicado en Journal of Clinical Neuroscience por investigadores japoneses analizó el tejido cerebral de 19 pacientes fallecidos por ACV hemorrágico entre 2023 y 2024. Detectaron que en el 43,8% de los vacunados con ARN mensajero persistía la proteína Spike en las arterias cerebrales hasta 17 meses después de la última dosis.
Aunque no se observaron signos de inflamación aguda, sí se detectó infiltración de células inmunitarias, especialmente en mujeres. Estos hallazgos han generado preocupación sobre la seguridad de las vacunas de tecnología reciente, según expresaron fuentes del Laboratorio Cassará, productor de la vacuna ARVAC de subunidades proteicas disponible en Argentina.
La baja cobertura de vacunación en 2025 refleja este temor: solo 300.000 personas se inmunizaron contra el COVID-19 en el país, pese a que hay siete millones en grupos de riesgo. Mientras tanto, el virus sigue circulando más que el de la gripe estacional.
Desde el laboratorio Cassará destacaron que la vacuna ARVAC, basada en tecnología tradicional similar a la usada contra la Hepatitis B, está disponible en farmacias y vacunatorios privados, pero no en centros públicos, que solo ofrecen vacunas de emergencia con tecnología ARNm.
La EMA reiteró que, pese a los efectos adversos raros, el beneficio de las vacunas sigue superando los riesgos. Son herramientas clave para prevenir formas graves de COVID-19 y reducir hospitalizaciones, aunque el fallo en Italia reabre el debate sobre la vigilancia y transparencia en la vacunación.
✍️ Redacción Diario Inclusión 📰








