La Organización Mundial de la Salud, a través de su Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, destacó recientemente una alarmante proyección para las próximas décadas: un aumento del 77% de los casos de cáncer para 2050. Esta cifra es el resultado de diversos factores demográficos y medioambientales, y plantea un importante reto para la salud pública mundial.
¿A qué se debe este aumento?
El envejecimiento y el crecimiento de la población mundial son factores clave en este aumento previsto de los casos de cáncer. Con el envejecimiento de la población, el número de personas en riesgo aumenta de forma natural. Además, factores de riesgo variables como el tabaco, el alcohol, la obesidad y la contaminación atmosférica también contribuyen a esta tendencia.
La diversidad geográfica y socioeconómica también influye en la distribución de los casos. Asia, con su gran población, representa una proporción significativa de casos, mientras que las elevadas tasas de Europa están relacionadas con la prevalencia de determinados tipos de cáncer.
¿Qué podemos hacer?
Los cánceres más comunes en el año estudiado fueron los de pulmón (2,5 millones de casos globales), mama (2,3 millones), colorrectal (1,9 millones), próstata (1,5 millones) y gástrico (970 000).
El impacto demográfico de este aumento es significativo, ya que la mayoría de los casos afectan a personas mayores de 55 años. Esto subraya la importancia de centrar los esfuerzos de prevención y tratamiento en este grupo de edad.
También hay disparidades de género, ya que el cáncer afecta más a los hombres, en gran parte debido al cáncer de pulmón relacionado con el tabaquismo.
Ante estos retos, es necesario un enfoque holístico. La prevención, la educación, la investigación y una asistencia sanitaria accesible son esenciales para combatir el previsible aumento del número de casos de cáncer.
Los retos de la prevención y el tratamiento
La prevención desempeña un papel crucial en la lucha contra el cáncer. Es vital reducir la exposición a los factores de riesgo conocidos mediante campañas educativas y políticas públicas.
El diagnóstico precoz también es importante, ya que mejora las posibilidades de supervivencia y reduce los costes del tratamiento.
Por último, se necesitan avances en los tratamientos para mejorar las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Actualmente, el cáncer de pulmón se mantiene también como el que más fallecimientos causa en el mundo (1,8 millones en 2022), seguido por el colorrectal, (900 000), el hepático (760 000) y el de mama (670 000 muertes).
El importante aumento previsto de los casos de cáncer de aquí a 2050 representa un gran reto para la salud pública mundial. Es esencial una respuesta coordinada que incluya la prevención, la educación, la investigación y el acceso a la atención sanitaria.