Durante décadas, LVMH (Moët Hennessy Louis Vuitton), el conglomerado de lujo más poderoso del mundo, fue sinónimo de exclusividad, deseo y riqueza. Bajo el liderazgo de Bernard Arnault, el grupo amasó más de 75 marcas icónicas, como Dior, Louis Vuitton, Fendi, Tiffany & Co., y Sephora, convirtiendo al empresario francés en el hombre más rico del planeta por momentos.
Pero en 2024, esa corona comenzó a resquebrajarse. LVMH perdió más de 100.000 millones de dólares en valor bursátil en cuestión de meses. El desplome se atribuye a una combinación explosiva: desaceleración económica en China —su mayor mercado—, consumidores jóvenes más conscientes y un cúmulo de escándalos laborales que vuelven a la luz con fuerza.
🌍 El lujo ya no brilla igual
El modelo de Arnault, basado en el control del deseo más que en la innovación o la calidad, parece estar llegando a su límite. En redes como TikTok y X (exTwitter), proliferan denuncias de explotación laboral en fábricas que producen para marcas del grupo. Documentales como «El lado oscuro del lujo» se viralizaron mostrando imágenes de trabajadoras en India y Rumania cobrando menos de 2 dólares al día para bordar vestidos Dior o fabricar zapatos Louis Vuitton. La etiqueta «Made in Italy» muchas veces, según investigaciones, solo se justifica por agregar la suela en territorio italiano.
El impacto reputacional fue devastador: hashtags como #BoycottLVMH y #LuxuryForWho ganaron terreno, celebridades comenzaron a cortar lazos con la empresa, y hasta boutiques de marcas top muestran una caída en la afluencia, según influencers en Asia.
📉 Una burbuja que empieza a pincharse
Las ventas en China, donde el lujo encuentra a uno de sus públicos más devotos, han caído más de un 15%. Incluso Hermès, uno de los competidores de LVMH, ha comenzado a flexibilizar las condiciones de acceso a sus codiciadas carteras Birkin, un signo claro de un cambio en la demanda global.
Mientras tanto, marcas como Zara o Shein moldean con agresividad los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, con precios bajos, marketing digital ágil y —paradójicamente— menos promesas vacías.
🕴️ El emperador entre sombras
Bernard Arnault, quien construyó su imperio sin diseñar una sola prenda, permanece como una figura silenciosa pero omnipresente. Ha comprado periódicos en Francia no por rentabilidad, sino por influencia. Y cuando la crítica crece, la cobertura mediática que controla tiende a desvanecerla.
Pero el control de la narrativa también empieza a erosionarse. Hoy, el imperio que parecía eterno enfrenta su mayor prueba: una generación que exige transparencia, sostenibilidad y ética, y que ya no se deslumbra con un logo dorado.
Redacción: Diario Inclusión.