Sus productos aparecieron en películas e incluso los usaron Kurt Cobain y «Magic» Johnson. En 2004 consiguió el récord Guinness como el mayor fabricante y vendedor de su industria en el mundo. Y su logo está estampado en uno de los momentos más importantes del fútbol argentino: el gol de Diego Maradona a Inglaterra en México 86. Sin embargo, es probable que muchos no hayan escuchado hablar de Bata, una marca de calzado de origen checo que pisa fuerte en América latina pero nunca desembarcó en la Argentina.
La compañía vende más de 150 millones de pares de zapatos al año en sus 5300 tiendas alrededor del mundo. Antes de eso supo construir un imperio de «ciudades Bata» en los que construía una comunidad alrededor de sus fábricas. Construía bares, casas, hospitales y mercados.
Este modelo la llevó a expandirse desde Europa hasta América del Norte, Asia y África. No obstante, el avance del nazismo los obligó a un cambio de estrategia para priorizar otros mercados. Pero más allá de las ciudades, la familia fundadora introdujo otras innovaciones que luego se extendieron a varias industrias.
Los orígenes de Bata
La familia Baa se dedicaba al negocio zapatero desde mediados del siglo XVII. Ellos vivían en Zlín, una ciudad al sudeste de Moravia dentro del imperio Austro-húngaro (hoy territorio perteneciente a República Checa). Pero fueron los hermanos Thomas, Anna y Antonin quienes en 1894 decidieron fundar su propia empresa para fabricar calzado.
El emprendimiento no lograba despegar, entonces decidieron apostar por el precio. Los Baa empezaron a fabricar zapatos con lona, en lugar de utilizar cuero, y los vendían más baratos. Esto dio vuelta la situación y en 1899 pudieron abrir su primera tienda. Nueve años después, Thomas asumió el control de la firma tras la muerte de su hermano y el alejamiento de Anna.
Pronto el pequeño proyecto se transformó en una empresa de gran tamaño. Thomas había traído varias ideas desde los Estados Unidos, desde industrializar la producción hasta internacionalizar el negocio.
Muerte temprana
La Primera Guerra Mundial le dio el primer golpe a la empresa. Su mercado se redujo y la crisis posguerra lo llevó a recalcular el modelo. Entonces Baa les propuso a sus empleados un sistema de participación en las ganancias, además del pago de bonos por performance. A esto se le sumó el proyecto de las «ciudades Bata».
La primera fue en Zlín, donde construyeron más de 2200 casas. Este modelo luego se replicó en otros mercados a medida que la compañía se expandía. Entre 1920 y 1950 Bata fundó 30 ciudades en 16 países, desde Bataville en Francia hasta Batatuba en Brasil y Batanagar en India.
Baa atravesaba su mejor momento en 1932. Sus productos estaban en 1800 outlets en Checoslovaquia y en otros 600 en el mundo. Además de producir 100.000 pares de zapatos por día también había diversificado su holding hacia otros negocios, como la minería, el entretenimiento y la refinería química. Pero en 1932 Thomas Baa murió en un accidente de avión y su hijo Thomas Jan, de 18 años, asumió el mando.
Bajo su dirección la empresa continuó plantando bandera en nuevos mercados. Sin embargo, al ver el avance del nazismo en Europa, Thomas Jan decidió mudar la operación a Canadá en 1939. En tanto, su tío, Jan Antonin, viajó a Brasil para manejar el negocio desde allá.
Las fábricas europeas de Bata fueron expropiadas durante la ocupación nazi. Y una vez terminada la guerra el Partido Comunista no se las devolvió. Entonces, la compañía se reconstruyó con el foco puesto en otros mercados: Asia, África y América latina. Hoy la compañía tiene presencia en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, en tanto, India es considerada como su principal fuente de ingresos.
Presentes en el gol del siglo
Si bien Bata es su marca insignia, la firma tiene otras etiquetas con las que participa en diversos segmentos. Por caso, Power es su unidad dedicada a la parte de calzado atlético, North Star es la línea urbana y Bubble Gummers es la infantil. Y, aunque desde la familia aseguran que no pueden confirmarlo, se cree que ellos fueron los inventores del famoso «99 centavos» para crear la ilusión de que el producto es más barato.
Algunos de sus modelos fueron utilizados por figuras como Kurt Cobain, cantante de la banda de grunge Nirvana; y la estrella de los LA Lakers, Earvin «Magic» Johnson. También su marca está presente en el cine. El personaje de John Goodman en The Big Lebowski lleva un par de botas Bata a lo largo del film.
La empresa decidió apostar por el mundo deportivo en los 80 y se convirtió en sponsor durante el Mundial de México 86. Por eso, cuando Diego Maradona convierte su doblete inolvidable contra Inglaterra en el estadio Azteca, atrás del arco de Peter Shilton se puede ver el logo de Bata.
Queda en familia
Tras casi siete décadas al frente de la empresa, Thomas Jan dejó la dirección de Bata en 2001. En su reemplazo asumió su hijo, Thomas George Bata, quien optó por mudar la casa matriz de la compañía a Lausanne, Suiza.
Hoy, Thomas George ya no forma parte de la empresa. Desde diciembre 2020 el CEO del grupo es Sandeep Kataria, que anteriormente se desempeñó como número uno para el mercado indio. Esta designación muestra la importancia de India en la estructura de ingresos de la firma.
En tanto, Thomas Archer Bata, hijo de Thomas Georg y cuarta generación, ocupó un lugar en el área de marketing global de la compañía, pero recientemente pasó a sentarse en el directorio.