Carl’s Jr., una de las principales cadenas de comida rápida de Estados Unidos, confirmó su desembarco en la Argentina con un ambicioso plan: abrir entre cinco y siete locales en los próximos 12 meses. Fundada en California en 1941 por Carl Karcher, la marca es conocida por su estilo tex-mex, hamburguesas con carne gruesa y un menú que también incluye burritos, quesadillas y tacos. Hoy cuenta con más de 3.800 sucursales en el mundo, y quiere ganar un lugar en el competitivo mercado argentino.
La llegada de Carl’s Jr. se da en un contexto donde el negocio de las hamburguesas está muy consolidado. McDonald’s, Burger King y Mostaza concentran más del 80% de las ventas del rubro, según fuentes del sector. Wendy’s, otra cadena estadounidense, intentó ingresar dos veces sin éxito: primero en los 90, y luego en 2012. Su limitada expansión demuestra que el terreno local no es fácil para marcas extranjeras.
Sin embargo, Carl’s Jr. apuesta a una estrategia híbrida: ofrecer productos con una imagen más premium que el fast food tradicional, pero a precios más accesibles que las hamburgueserías gourmet, como La Birra, Deniro o Dinar Deniz. Desde la empresa aseguran que su intención no es competir con McDonald’s sino con las propuestas gourmet que surgieron en la última década.
Durante junio, ejecutivos de la firma visitaron el país y se reunieron con inversores locales. Aún se está definiendo el modelo de franquicia —podría ser con múltiples franquiciados como en México o con un único master franquiciado como en España— y también se evalúa quién será el socio operativo en Argentina. Uno de los nombres que suena es Corachi, actual franquiciado de Carl’s Jr. en Chile, que podría integrarse junto a un actor argentino. Otro desafío será cerrar acuerdos con proveedores locales, aunque ya existe un vínculo: las papas fritas que Carl’s Jr. vende en Chile se fabrican en Argentina.
En el resto de Sudamérica, la cadena ya tiene presencia en Ecuador (más de 20 locales), Chile (16) y prepara su llegada a Perú. A nivel global, su crecimiento se potenció tras ser adquirida por el fondo Roark Capital, también dueño de Dunkin’, Baskin-Robbins y The Cheesecake Factory.
A pesar del entusiasmo, especialistas como influencers gastronómicos y críticos del rubro advierten que Carl’s Jr. podría caer en la trampa de no definir bien su propuesta: si no se percibe tan gourmet como las cadenas premium, ni tan accesible como las fast food tradicionales, corre el riesgo de quedar atrapada en una zona gris poco atractiva para los consumidores.
Una de las incógnitas más comentadas en redes es si habrá refill de gaseosa, una práctica habitual en Estados Unidos pero casi extinta en Argentina por su costo. Desde la compañía respondieron que “en principio, sí”, pero reconocen que dependerá de la viabilidad operativa.
La llegada de Carl’s Jr. promete sacudir un mercado maduro, y aunque el nombre aún no tiene el peso de un McDonald’s, su desembarco genera expectativa. La batalla por el paladar argentino está por comenzar.
Redacción: Diario Inclusión.