La vida de quien hoy lidera el Instituto Neone parecía no tener rumbo hace algunos años. Enfrentado a una dura realidad económica, estuvo a un paso de quedarse en la calle. Sin embargo, esa crisis se transformó en el motor que lo impulsó a cambiar su destino.
En una entrevista reciente, relató que la adversidad fue el punto de partida para tomar decisiones que cambiarían su vida. Con esfuerzo, disciplina y la convicción de que podía construir un futuro distinto, comenzó a capacitarse y a emprender en el rubro de la estética. Lo que inició como un pequeño proyecto personal, con mucho sacrificio, terminó convirtiéndose en una red que hoy supera las 50 franquicias en Latinoamérica.
“El momento más difícil fue también el que me abrió los ojos. Cuando sentís que no tenés nada, entendés que lo único que queda es levantarse y pelear por lo que querés”, aseguró.
Hoy, su historia no solo es la de un empresario exitoso, sino la de un hombre que se negó a rendirse. El Instituto Neone se consolidó como un espacio de formación y salida laboral para miles de estudiantes, pero también como un símbolo de resiliencia y superación.
Su caso demuestra que, incluso en los escenarios más adversos, la perseverancia puede cambiar el rumbo de una vida. Y que, muchas veces, la fortaleza surge precisamente de esos momentos en los que parece que todo está perdido.
Redacción: Diario Inclusión.