El fenómeno de las camisetas de fútbol falsas volvió a quedar en el centro de la escena tras la publicación del episodio nº 86 de Bizelaneas, titulado “La verdad del negocio de las camisetas de fútbol”. El material expone cómo funciona una red global que comercializa indumentaria apócrifa de clubes y selecciones, y que se sostiene gracias a la alta demanda de los fanáticos y la falta de controles efectivos.
Según datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, alrededor de una de cada tres camisetas de fútbol que se venden en el mundo es falsificada, lo que genera pérdidas por más de 850 millones de euros anuales en el mercado europeo. Los principales centros de producción se encuentran en países de Asia como Vietnam, Tailandia y Turquía, aunque también se detectan fábricas en África del Norte y puertos de entrada en la propia Europa.
Los clubes y las marcas deportivas son los grandes perjudicados: el merchandising oficial constituye una parte clave de sus ingresos comerciales, y cada camiseta falsa vendida significa un ingreso perdido. Además, expertos advierten que muchas de estas prendas se confeccionan sin cumplir normas de seguridad, lo que puede implicar riesgos para la salud por el uso de tintes o materiales de baja calidad.
La problemática también tiene un costado social y legal. Distintos organismos internacionales alertan que detrás de la falsificación se esconden redes de crimen organizado que aprovechan la informalidad para financiar otras actividades ilícitas. En paralelo, autoridades aduaneras de España y Francia incautaron en los últimos años cargamentos millonarios de camisetas falsas destinadas a la venta en Europa.
Si bien el precio es uno de los principales motivos por los que los hinchas optan por estas réplicas, especialistas coinciden en que la solución no pasa sólo por la persecución policial: los clubes y marcas deberían ofrecer alternativas oficiales más accesibles y campañas de concientización para que los consumidores comprendan el impacto de su elección.
La camiseta, símbolo de identidad y pasión futbolera, se ha convertido también en el centro de una batalla comercial y cultural que enfrenta a la legalidad con un mercado paralelo cada vez más sofisticado y extendido.
Redacción: Diario Inclusión.