Desde su inicio en la industria textil hasta convertirse en uno de los mayores operadores aeroportuarios del mundo, Eurnekian construyó un verdadero imperio a través del grupo económico que hoy lidera, Corporación América, que abarca una diversidad de sectores: telecomunicaciones, agricultura, tecnología y servicios financieros.
Los primeros pasos de Eurnekian como empresario fueron dentro de la industria textil. En ese entonces, era ajeno al universo de los aeropuertos. Su familia, de origen armenio, tenía una fábrica textil que alcanzó su auge en la década de 1970, cuando logró la representación de la marca deportiva Puma en Argentina.
En ese periodo el empresario iniciaba una amistad con el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, amistad que se originó en la previa del Mundial de 1978 en el que el ex entrenador César Luis Menotti lo marginó de la convocatoria por considerarlo demasiado joven.
En ese marco, “El Flaco” llamó a Eurnekian, quien era su amigo, para contarle la novedad y pedirle un favor: “Hay un chico que debería estar en la Selección, pero no lo voy a llevar al Mundial porque lo tenemos que cuidar para el próximo, pero necesitamos que lo ayuden. ¿Lo podés bancar?”. El hombre de negocios no dudó y se puso en contacto rápidamente con el futbolista.
La amistad continuó por años y tuvo distintos capítulos. En 1978, tras aquel llamado de Menotti, el empresario empezó a asistir económicamente a una familia humilde que todavía residía en Villa Fiorito con un aporte mensual en dólares. Su intervención fue determinante para que Diego cerrara su primer contrato para usar los botines de la firma alemana.
Eurnekian también fue determinante para que el ex capitán de la Selección Argentina de fútbol pudiera cumplir uno de sus sueños: el regreso en 1995 a Boca, el club de sus amores. El empresario se hizo cargo de un pase valuado en torno a los 10 millones de dólares. En el marco de ese contrato, organizó las giras del equipo xeneize a Corea y a China, donde el astro fue la principal atracción.
Por aquellos años de amistad, el empresario le planteó la idea de realizar una estatua y Maradona le comentó que le gustaría que estuviera emplazada en el aeropuerto de Ezeiza, donde quienes parten y llegan pudieran verla. Luego del fallecimiento de Diego, el presidente de Corporación América publicó un aviso fúnebre en el diario La Nación firmado por su compañía AA2000 en el que le prometió: “¡Tendrás tu estatua!”. Y finalmente lo hizo realidad.
Sin embargo, en 1981, debido a la crisis económica generada por las políticas de la dictadura, la empresa familiar colapsó y dejó a Eduardo con la necesidad de buscar nuevos horizontes.
En esos años vino el primer giro importante de su carrera. Fue a principios de los 80 cuando decidió incursionar en el negocio de la televisión por cable, un sector entonces en expansión. En 1984, adquirió Cablevisión, una pequeña empresa ubicada en Vicente López, con un crédito del Banco Nacional de Desarrollo. La compañía creció rápidamente y, en poco tiempo, se transformó en el operador de cable más importante de la Argentina.
Durante los años 90, Cablevisión alcanzó más de 400.000 abonados y una facturación de 200 millones de dólares anuales. El auge del cable se produjo en un contexto en el que el gobierno de Alfonsín permitió la transmisión de señales satelitales. Esto multiplicó la oferta de canales y aceleró el crecimiento de los abonados.
Sin embargo, a pesar de este éxito, Eurnekian, a través de su grupo Corporación América, optó por vender el 51% de la compañía en 1995 a la multinacional Tele Communications International (TCI) por 285 millones de dólares. La desregulación del mercado de telecomunicaciones, que permitiría a las empresas de cable ofrecer nuevos servicios como telefonía e internet, impulsó esta venta. Eurnekian entendió que para competir con gigantes como Telefónica y Telecom necesitaba asociarse con un jugador global que trajera capital y tecnología avanzada. Así, dio un paso estratégico hacia su diversificación.
Además de Cablevisión, Eurnekian incursionó en otros medios de comunicación, como la adquisición del Canal 2 de La Plata, que luego trasladó a Buenos Aires, y la compra de El Cronista Comercial y las radios América y Aspen. También fundó la productora Pramer. Sin embargo, a principios de los 2000 decidió desprenderse de estos activos. De hecho, la venta de El Cronista al Grupo Recoletos por más de 700 millones de dólares destacó otras las operaciones más cuantiosas, beneficiándose de la exención impositiva que existía entonces sobre la venta de acciones.
Con la venta de Cablevisión, el grupo comenzó a volcarse de lleno al negocio de los aeropuertos. En 1998, el gobierno de Carlos Menem privatizó 33 aeropuertos en Argentina, y Eurnekian fue parte del consorcio que se adjudicó la concesión de Aeropuertos Argentina 2000 (ahora Aeropuertos Argentina), con un 35% de participación. La privatización le permitió acceder a un sector con un crecimiento sostenido. De hecho, convirtiéndose en uno de los mayores operadores privados de aeropuertos a nivel mundial. A día de hoy, su grupo gestiona 33 aeropuertos en Argentina y tiene presencia en Italia, Brasil, Perú, Ecuador y Armenia.