El 30 de julio de 1863 nacía Henry Ford en el seno de una familia muy pobre de una zona rural al oeste de Detroit. Desde muy pequeño, el joven Henry empezó a contribuir a la economía familiar colaborando en las labores agrícolas. Cuando tenía diez años, quedó fascinado al ver por primera vez una una máquina de vapor estacionaria que se empleaba para ayudar en las tareas de la granja en la que trabajaba. Gracias a su creador, Fred Reden, Henry aprendió todos sus entresijos y se convenció de que el futuro estaba ligado inexorablemente con todo lo relacionado con el mundo del motor. En 1879, Henry abandonó su casa y a su familia para empezar a trabajar como aprendiz de maquinista en las empresas James F. Flower & Bros. y Detroit Dry Dock Co. Tres años más tarde, en 1882, regresó a la granja familiar para encargarse de manejar una máquina de vapor portátil de la marca Westinghouse. Tan experto se hizo en la materia que fue contratado por la propia compañía para dar servicio a los usuarios de sus máquinas de vapor. Durante esa etapa de su vida se casó con Clara Bryant, activista y sufragista.
En 1891, las cosas empezaron a cambiar para Henry. Consiguió un puesto como ingeniero en la compañía Edison, donde fue ascendido al puesto de ingeniero jefe en 1893. Entonces, gracias a su nuevo cargo, pudo dedicar más tiempo y recursos a experimentar con motores de gasolina, algo que le fascinaba. Aquellos primeros experimentos culminaron en el año 1896, cuando inventó su primer vehículo autopropulsado al que denominó cuadriciclo, y que probó con éxito el 4 de junio del mismo año. Convencido del futuro de sus proyectos, en 1899 Henry Ford se unió a otros inventores para fundar la Detroit Automobile Company, pero su espíritu innovador y perfeccionista, que primaba más la investigación que el negocio, acabaría llevando a la empresa a la bancarrota.
Fue entonces cuando, junto con otros inventores, fundó la Henry Ford Company, una empresa en la que Ford puso por encima de todo su interés por los coches de carreras y las competiciones. De hecho, el 10 de octubre de 1901 condujo él mismo uno de sus vehículos, con el que logró la victoria frente al también ingeniero industrial, diseñador e inventor Alexander Winton. Al año siguiente, Ford siguió trabajando para perfeccionar su prototipo de coche de carreras, lo que provocó que se alejara del principal objetivo de la compañía, que era fabricar un vehículo para la venta al publico. Para lograrlo, al final sus socios contrataron, sin contar con él, al ingeniero Henry M. Leland, lo que provocó la dimisión inmediata de Ford. «Dimití determinado a nunca jamás volver a ponerme bajo las órdenes de nadie», diría airado el inventor.
El 16 de junio de 1903, Ford creó su tercer proyecto junto con otros once inversores más, entre los que se contaban los hermanos John y Horace Dodge: la Ford Motor Company. En sus inicios, la compañía disponía de un solo prototipo, construido con la ayuda del ingeniero Childe Harold Willis, que ni tan siquiera estaba terminado. Por aquel entonces el automóvil era un producto de fabricación casi artesanal y con un precio prohibitivo, destinado a un público con un alto poder adquisitivo. Y de nuevo surgieron fricciones en la empresa. Mientras que los hermanos Dodge querían producir un modelo de lujo, Ford prefería poner todos sus esfuerzos en la fabricación de un automóvil sencillo, que fuera popular y, sobre todo, económico, dirigido a un público distinto: la familia media norteamericana. El resultado fue el mítico Ford T.
Cuando el vehículo salió de la línea de producción de la fábrica en 1908, Henry Ford ya llevaba años buscando la mejor manera de producir más y más barato. Y creyó que el mejor modo de hacerlo era aplicar los principios formulados por el ingeniero norteamericano Frederick Taylor (conocidos como «taylorismo»), un sistema que consistía en dividir las tareas entre los distintos operarios, cronometrándolos para de racionalizar mejor el trabajo de cada uno de ellos.
Ford al final encontró la fórmula del éxito empresarial durante una visita que realizó a los mataderos de Cincinnati y Chicago, cuando descubrió la cinta transportadora. Así, pensó entusiasmado, el coche en proceso de fabricación avanzaría por la cinta mientras cada obrero intervenía en el montaje sin moverse de su lugar. La innovación resultó todo un logro.
Una de las decisiones más sorprendentes de Henry Ford fue aumentar el salario de sus trabajadores a 5 dólares al día en 1914, el doble del promedio de la industria.
Esta decisión, que en su momento fue criticada por otros empresarios, tenía un propósito claro: reducir la alta rotación de empleados y aumentar la eficiencia. Ford creía que si pagaba bien a sus trabajadores, estos podrían permitirse comprar los automóviles que fabricaban, creando un mercado para sus productos. Además, les otorgó una licencia paga de dos días por semana, para que pudieran disfrutar de los vehículos. Esta estrategia resultó ser un éxito y fue adoptada por otras industrias en las décadas siguientes.
La presidencia de Ford pasó a manos de su único hijo Edsel en el año 1918, aunque Henry llevó el mando hasta el fin de sus dias. Con la muerte de su hijo, fue su nieto quien tomó el control, pues la vejez de Henry Ford le dificultaba salir de los problemas económicos.
Henry Ford falleció el 7 de abril de 1947. Uno de los más importantes industriales norteamericanos de todos los tiempos ha pasado a la historia, entre otras cosas, por haber revolucionado el mercado automovilístico tanto en su país natal, Estados Unidos, como en el resto del mundo.