John Pierpont Morgan fue un multimillonario estadounidense que vivió entre 1837 y 1913. Fue, en su tiempo, uno de los hombres más ricos del mundo. Fundador de la Compañía Federal de Acero, de la General Electric y de los ferrocarriles de New York, New Haven y Hartford Railroad, en 1885 decidió con unos amigos fundar también un banco. Hoy, esa es una de las entidades financieras más importantes del mundo.
Nacimiento e historia
JP Morgan nació el 17 de abril de 1837 en Hartford , Connecticut , EE. UU., era hijo de un exitoso banquero, Junius Spencer Morgan (1813-1890) tenía grandes expectativas para su hijo Pierpoint y comenzó a entrenarlo a una edad muy temprana. Pero JP Morgan, a lo largo de su infancia padeció multiples enfermedades que lo mantenían aislado en casa.
Pero a los 19 años, con la sabiduría y la endereza física adquirida, inició el trabajo en el banco de su padre, Peabody, Morgan & Co. Con el tiempo, su influencia fue tan grande que no estaríamos totalmente equivocados al pensar que JP Morgan era un banco.
La Guerra de Secesión coincidió con su vuelta a Estados Unidos como representante de la firma bancaria de su padre. Esto marcó un punto de inflexión en la vida de Morgan.
Después de evadir el servicio militar por un pago de US$ 300, se vio envuelto en un entorno de especulación financiera, donde su habilidad para navegar la venta de oro y armas durante la guerra lo llevó a amasar aún más fortuna.
Tras la Guerra civil, muchas pequeñas empresas de ferrocarril, atravesaban por malos momentos y comenzó una encarnizada guerra en el sector por parte de los grandes financieros de la época por adquirirlas. En el año 1900 J. P. Morgan, poseía 5.000 millas de ferrocarril, reestructuró el sector y restableció las nuevas regulaciones que ni el mismísimo gobierno había sido incapaz de redactar.
Uno de los gastos principales a los que se enfrentaba John, al mando de las compañías de ferrocarril era la partida de acero. Para solucionar dicho problema, compró distintas empresas de acero, hasta que en 1901 instauró la U.S. Steel Company, una de las operaciones más importantes de su vida, donde adquirió la compañía del señor Andrew Carnegie, otro de los hombres de negocios más importantes de la época, formando la primera empresa de los Estados Unidos valorada en más de un billón de dólares.
Pero en el año 1871 Dabney se retira y Anthony J. Drexel se convierte en el nuevo socio de John, fundando la empresa Drexel, Morgan & Co. Por aquel entonces Anthony era propietario de un gran banco de inversiones, y tras la fusión se convirtieron en la mayor y más exitosa empresa de inversiones de Wall Street, siendo la fuente principal de financiación del gobierno de los Estados Unidos. En aquella época nuestro protagonista estaba pensando en dejar el mundo de la banca y retirarse a una vida más tranquila, hasta que su padre le presentó a Anthony Drexel, quien le hizo una suculenta oferta de su compañía, además de adquirir una gran experiencia en el mundo empresarial.
En 1890 muere su padre y queda al frente de todas las empresas de la familia, con bancos en Londres y París, tres años más tarde fallece también su socio Anthony Drexel, otorgándole con ello calidad de administrador único del señorío financiero que por aquel entonces traspasaba las fronteras americanas, lo que también le ayudó a realizar trascendentes y beneficiosas operaciones financieras, comenzando la hegemonía del mayor banquero de todos los tiempos que era conocido como “El maestro del dinero”.
Comenzó a reorganizar los ferrocarriles en 1885, cuando concertó un acuerdo entre dos de los ferrocarriles más grandes del país , el New York Central Railroad y el Pennsylvania Railroad , que minimizó una guerra de tarifas potencialmente destructivas y la competencia de líneas ferroviarias entre ellos. En 1886 reorganizó otros dos ferrocarriles importantes con el objetivo de estabilizar su base financiera. En el curso de estas reestructuraciones corporativas, Morgan se convirtió en miembro de la junta directiva de estos y otros ferrocarriles, acumulando así una gran influencia sobre ellos. Entre 1885 y 1888 expandió su influencia a las líneas con base en Pensilvania y Ohio, y después del pánico financiero de 1893 fue llamado a rehabilitar un gran número de las principales líneas ferroviarias del país, incluyendo el Ferrocarril del Sur, el Ferrocarril de Erie y el Ferrocarril del Pacífico Norte . Ayudó a lograr la estabilidad de las tarifas ferroviarias y desalentó la competencia excesivamente caótica en el Este. Al obtener el control de gran parte del stock de los ferrocarriles que reorganizó, se convirtió en uno de los magnates ferroviarios más poderosos del mundo, controlando alrededor de 5.000 millas (8.000 km) de ferrocarriles estadounidenses en 1902.
En el verano de 1901, el financiero estaba preparando su siguiente megaoperación: Northern Securities, una empresa que afirmaría su dominio en la industria más importante de Estados Unidos: los ferrocarriles.
Entonces, una bala de la pistola de un anarquista puso fin a la presidencia proempresarial de William McKinley. Un nuevo jefe ejecutivo asumió el cargo: Theodore Roosevelt. Estaba convencido de que, a medida que las grandes empresas crecieran, el gobierno tenía que controlar la influencia de los más ricos o el país se acercaría cada vez más al colapso. En marzo de 1902, las líneas de batalla estaban trazadas: el gobierno demandó a Northern Securities por violaciones antimonopolio. Pero a medida que el caso se intensificaba, el sindicato de mineros del carbón se declaró en huelga y las minas de antracita que alimentaban los trenes de Morgan y calentaban las casas de los ciudadanos de Roosevelt quedaron en silencio. Con millones de dólares en juego, el invierno acercándose y la revolución en el aire, era una crisis que ninguno de los dos podía resolver solo.
Después del pánico financiero de 1893, las reservas de oro se redujeron drásticamente, lo que tambaleó la estabilidad del tesoro de los Estados Unidos. Para afrontar dicha situación, Morgan se reunió con otros banqueros y acordaron comprar 200 millones de dólares de bonos del tesoro, pagándolos en oro. Esta operación preservó como es lógico el crédito de los Estados Unidos, pero John y sus colegas fueron denunciados públicamente en el congreso por la cantidad que se habían embolsado en concepto de comisiones.
En Marzo de 1907 se repite la situación y una vez más se origina un crash en el mercado de acciones, las casas de corretaje cierran y los tipos de interés se disparan, circunstancias que obligó al gobierno de aquel entonces a pedir ayuda a Morgan para paliar la crisis bursátil que se estaba viviendo. Como en otros momentos, John se reúne con Rockefeller, Harrigan, Frick, Schiff y Rodgers, decidiendo inyectar la liquidez suficiente al sistema financiero para evitar su colapso.
El público en general siempre ha cuestionado las grandes cantidades de dinero que se embolsaba Morgan, gracias a todas estas ayudas al gobierno, pero el presidente Cleveland siempre enfatizó el servicio y el bien público que representaban aquellas aportaciones, restando importancia a los ingresos extras que las ayudas le proporcionaban a J. P. Morgan.
En 1912 cuando controlaba dos tercios de las fuentes de financiación del país, y sus empresas estaban valoradas en más de 25 billones de dólares, fue sometido a un proceso de investigación, con la intención de demostrar que el banquero más flamante de todos los tiempos estaba monopolizando gran cantidad de sectores, además de llevar a cabo prácticas económicas para beneficio mutuo. Pero al finalizar el proceso se demostró que no había habido intención de crear ningún monopolio y el imperio que había fundado, era fruto de la nueva economía que se estaba gestando.
El 31 de Marzo de 1913 John Pieport Morgan fallece a los 79 años de edad, dejando el mayor imperio financiero nunca jamás visto, ganándose el respeto de todos aquellos que en un primer momento lo tacharon de codicioso, representando el comienzo de la nueva economía moderna de los Estados Unidos, estableciendo empresas que hoy día son verdaderos gigantes en sus sectores como General Electric y AT&T.