El consumo de agua embotellada en Argentina se ha consolidado como un negocio multimillonario. Según datos de Euromonitor, en 2021 se vendieron alrededor de 4.700 millones de litros, con un movimiento estimado de 219 mil millones de pesos en supermercados. Aunque para muchos el agua potable de la canilla sigue siendo una alternativa, la industria logró instalarse como parte del consumo cotidiano, impulsada por la diversificación de empresas que originalmente se dedicaban a la cerveza.
En este terreno compiten no solo las dos cerveceras más importantes del país —Quilmes (propiedad de AB InBev) y CCU—, sino también gigantes internacionales como Nestlé, Danone y Coca-Cola, además de marcas nacionales que buscan hacerse un espacio en las góndolas.
Nestlé y Quilmes, socios en el negocio
Nestlé desembarcó en el mercado local de aguas en los años 90 con sus marcas premium Perrier y San Pellegrino, orientadas a hoteles y restaurantes. Pero en 1994, la familia Bemberg abrió la planta de Eco de los Andes en Mendoza, y pocos años después la multinacional suiza compró el 51% de la sociedad. De ese modo, junto a Quilmes, se quedó también con la distribución de Glaciar, un agua mineralizada baja en sodio.
Actualmente, Nestlé y Quilmes manejan un portafolio que incluye Eco de los Andes, Glaciar y Pureza Vital, además de otras etiquetas importadas en menor escala.
Danone y Villavicencio, un clásico nacional
El gran rival es Aguas Danone, que controla alrededor del 60% del mercado argentino. La empresa francesa ingresó en 1994 y en 1996 compró Villa del Sur al Grupo Peñaflor. Tres años después dio el golpe definitivo al adquirir Villavicencio, la marca más tradicional del país, embotellada desde 1903 en Mendoza.
En 2022, Danone sumó a CCU como socio minoritario, fortaleciendo así la disputa directa con Quilmes en el sector de aguas, además de su histórica rivalidad en cervezas.
Coca-Cola y su apuesta intermitente
Coca-Cola también intentó incursionar en este segmento. Primero con Dasani, que incluso llegó a ser el agua oficial de la Selección Argentina en el Mundial 2006, aunque debió retirarse tras una fallida recepción en el mercado. Luego, en 2012, relanzó su estrategia con Bonacqua, producida en Córdoba, y más tarde con Smart Water, posicionada como un producto premium.
El mapa de las aguas nacionales
Junto a estas multinacionales, persisten marcas nacionales que abastecen tanto a supermercados como a cadenas de bebidas. Entre ellas se destacan Sierra de los Padres (de Nutreco), Celier y Córdoba (de Prodea), además de CIMES, con fuerte presencia en el mercado local.
Agua mineral o mineralizada, la diferencia
El Código Alimentario distingue entre agua mineral, que proviene directamente de manantiales o acuíferos, y agua mineralizada, que se obtiene al añadir minerales al agua potable. Esta diferencia no solo impacta en la composición, sino también en el sabor: por ejemplo, Glaciar tiene menos de 7 mg de sodio por cada 100 ml, mientras que Villa del Sur alcanza los 164.
Un mercado en constante disputa
Con consumidores cada vez más atentos a la calidad y el precio, las empresas recurren a estrategias que combinan tradición, innovación y marketing. En un país donde el agua potable está disponible en gran parte de los hogares, la competencia en la góndola no se limita al producto en sí, sino a la capacidad de las marcas para construir confianza y posicionarse como parte de la vida cotidiana.
Redacción: Diario Inclusión.