Durante décadas, Baggio fue sinónimo de jugos, lácteos, vinos y alimentos en el país. Con una enorme planta en el Parque Industrial de Gualeguaychú, producción verticalizada y un catálogo que va desde bebidas hasta plásticos y tecnología, la empresa se convirtió en uno de los jugadores más fuertes del sector, llegando a dominar el 50% del mercado local de jugos en su mejor momento.
Pero esa historia de expansión quedó opacada por una batalla familiar que salió a la luz tras la muerte del fundador, Rufino Pablo Baggio, y que derivó en escándalos judiciales, acusaciones de fraude y una disputa feroz por el control accionario.
Los orígenes: del vino casero al imperio de los jugos
La empresa nació en 1959 cuando Rufino Pablo Baggio y Celia Munilla comenzaron a embotellar vinos y vender productos a granel. Con el tiempo, el negocio se volcó a los jugos, mejoró fórmulas, ganó mercado y se expandió a lo largo del país, sumando plantas de producción en Entre Ríos, Corrientes, San Luis y Tierra del Fuego.
La integración vertical —desde la fruta hasta el envase plástico fabricado en Ushuaia— y una estrategia de precios agresiva permitieron que la compañía creciera hasta competir de igual a igual con Coca-Cola y Pepsi.
La herencia que desató el conflicto
En 2006, Rufino y Celia donaron las acciones de RPB S.A. a sus cuatro hijos: Alejandro, Rufino Jr. (“Pino”), Aníbal y Celia María, aunque mantuvieron los derechos políticos. Tras la muerte del fundador, la madre quedó a cargo del poder de decisión, pero el equilibrio familiar se rompió rápidamente.
Celia María vendió su parte a Pino, que pasó a ser el principal accionista. Desde entonces, se formaron dos bandos:
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Pino, con la mayoría accionaria.
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Alejandro, Aníbal y Celia, alineados en la conducción designada por la madre.
En 2013 llegó la primera explosión: Celia y dos de sus hijos denunciaron a Pino para quitarle la donación de acciones, acusándolo de no respetar la voluntad de sus padres en la gestión de la empresa.
El robo millonario y la sospecha que lo agravó todo
En diciembre de 2019, una empleada del área financiera transfirió 7 millones de dólares a una cuenta en Hong Kong, tras recibir mails falsos que parecían provenir del directorio. La estafa abrió una causa penal, pero también un nuevo capítulo en el conflicto.
Pino denunció a su hermano Alejandro por estar supuestamente vinculado al desvío de fondos. La Justicia, sin embargo, lo sobreseyó tanto en esta acusación como en otra que lo vinculaba a maniobras con envases Tetra Pak en Brasil.
El hallazgo de una offshore a nombre de la madre, revelada en los Pandora Papers, agregó tensión: la sociedad tenía activos por 7 millones de dólares y un fideicomiso que señalaba a Alejandro como beneficiario.
La muerte de la matriarca y el nuevo choque por el control
En abril de 2022 murió Celia Munilla y el poder pasó a los tres herederos. Con más acciones que el resto, Pino intentó asumir la presidencia de RPB, pero sus hermanos bloquearon su voto, argumentando que estaba vinculado a una empresa competidora de jugos.
Tras acusaciones de «dictadura empresarial» y de ocultar maniobras de vaciamiento, Pino logró en diciembre de 2022 que un interventor judicial habilitara una nueva asamblea y asumió el control de la firma.
Una carta en la caja fuerte: la acusación más dura
En marzo de 2023, durante el proceso sucesorio, la Justicia abrió la caja fuerte de Celia Munilla. Dentro había una carta firmada por ella en la que acusaba a Pino de haber vaciado una cuenta conjunta en Miami con casi 20 millones de dólares y de apropiarse de sociedades del matrimonio.
La revelación reavivó el conflicto y sumó una pieza clave al expediente familiar.
La Corte Suprema interviene y el final vuelve a cambiar
En octubre de 2025, la Corte Suprema revocó la donación de acciones hecha en 2006.
Esto obliga a repartir nuevamente los títulos y deja a Pino sin la mayoría accionaria que había concentrado durante años.
Poco después, se difundieron videos que mostraban a supuestos allegados a Pino retirando maquinaria de una planta en Mendoza, lo que volvió a encender sospechas y denuncias.
Una marca fuerte con un futuro incierto
Pese al conflicto, Baggio continúa siendo una de las empresas líderes del país, exportando a más de 70 naciones y manteniéndose entre las marcas más elegidas por los argentinos. Sin embargo, empleados han denunciado jornadas laborales extensas y despidos ante la negativa a aceptar nuevas modalidades de trabajo.
El futuro societario depende ahora de nuevas decisiones judiciales, nuevos repartos accionarios y la posibilidad —siempre latente— de que estalle otro capítulo en la guerra familiar.
Redacción: Diario Inclusión.










