El juicio por la expropiación de YPF volvió a poner bajo la lupa a una de las familias más poderosas y discretas de la Argentina: los Eskenazi. Antiguos accionistas de la petrolera entre 2007 y 2012, su sociedad Petersen Energía reclama una indemnización multimillonaria tras la reestatización llevada a cabo por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El 30 de junio de 2025, la jueza Loreta Presca, del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, ordenó a la Argentina entregar el 51% de las acciones de YPF como forma de pago para indemnizar a Petersen Energía. Aunque la medida está suspendida por la Cámara de Apelaciones, reavivó un debate que lleva más de una década: cómo fue que los Eskenazi ingresaron a la petrolera sin poner casi dinero propio y con el respaldo de Repsol y de bancos internacionales.
La historia se remonta a 2007, cuando el Grupo Petersen, sin experiencia previa en el rubro energético, adquirió inicialmente un 15% de YPF. El monto de la operación fue de 2.235 millones de dólares, pero apenas desembolsaron unos 100 millones. El resto fue financiado con préstamos y con aportes de la propia Repsol, bajo un esquema que se sostenía con los dividendos de la empresa. En 2011 ampliaron su participación al 25%, pero al año siguiente el gobierno nacional anunció la expropiación del 51% de YPF que estaba en manos de Repsol.
El conflicto judicial comenzó cuando la sociedad Petersen Energía, radicada en España, entró en default y sus acreedores ejecutaron las acciones de YPF. En 2015, el fondo Burford Capital adquirió por 15 millones de dólares los derechos de litigar contra la Argentina y desde entonces impulsa la causa en tribunales neoyorquinos. En 2023, la jueza Presca determinó que el Estado argentino incumplió el estatuto de YPF y fijó una indemnización de 16.100 millones de dólares más intereses.
Hoy, mientras la justicia de Estados Unidos define los pasos a seguir, el caso mantiene en vilo al país. Si se concreta la entrega de acciones o el pago en efectivo, la Argentina enfrentaría uno de los juicios más costosos de su historia. En tanto, los Eskenazi, herederos de un emporio que abarca bancos, construcción y negocios agroindustriales, niegan tener participación directa en la disputa, aunque versiones indican que se habrían reservado un porcentaje del resultado final.
El desenlace aún es incierto, pero lo que queda claro es que la saga Eskenazi-YPF se ha convertido en un símbolo de las complejas relaciones entre poder político, grandes negocios y justicia internacional.
Redacción: Diario Inclusión.