En una charla con Gonzalo Otálora para su programa “Historias que Inspiran”, Gabriela Benac, gerenta de la empresa láctea Luz Azul, cuenta el gran error que cometió al lanzar un producto que fue un “desastre total” y las consecuencias que tuvo que afrontar para no perder el prestigio de la marca.
Desde la empresa sacaron una segunda marca que se llamaba Azulandia creada para elaborar productos a fasón o de terceros, productos no lácteos.
“Recuerdo que estábamos con problemas con las salchichas, no encontrábamos una buena con piel…y desde la marca dijimos es una gran oportunidad: ¡Vamos a lanzar Azulandia!”, relata la emprendedora.
Acordaron con una empresa proveedora, luego hicieron el packaging de la nueva marca, imprimieron las etiquetas, estaba casi todo listo…
Pero, este pequeño detalle los llevó al fracaso. No hicieron el control de calidad. No había mucho tiempo de probar – dice la empresaria – porque había que hacer el volumen.
La historia continúa …. desde la empresa proveedora les hacen una producción enorme exclusiva para la marca, pero, “Falló todo, las salchichas se ponían verde, perdían el vacío y no duraban. Todo el mundo estaba enojado, nos puteaban, qué quisieron hacer, esto es una porquería… Bueno, nos dimos cuenta que las salchichas Azulandia fueron un fracaso”, se lamenta Benac.
En este caso comprendió que su error radicaba en la mala elección del proveedor que hacía la marca; haber sacado el foco del producto y del proveedor y haberlo hecho todo a las apuradas.
Pero de los errores se aprende y de los fracasos aún mas. Si bien tercerizar productos está buenísimo -comenta la gerente de Luz Azul- pero hay que tomarse el tiempo, por lo menos tres o cuatro meses, para ver cómo evoluciona el producto. El chequeo y el control de calidad es fundamental.
“Te juro que es el día de hoy que todavía los franquiciados me nombran las salchichas y yo me pongo colorada. ¡Fue un fracaso las salchichas Azulandia!, al final tuvimos que discontinuar el producto, por supuesto”, concluye.