Martín Alberto Paz nació en una familia de profunda raíz folclórica, un 20 de enero de 1975 en Buenos Aires, y su amor por el folclore viene desde el vientre de su madre, Silvia Susana Vallardini, quien escribía letras de canciones, y quien fue autora de múltiples obras junto al padre de Martín, el gran Onofre Paz, creador de un estilo, y uno de los fundadores junto a Locario Torres del legendario conjunto santiagueño «Los Manseros».
En su infancia, Martín tuvo que sobrellevar la ausencia de su padre, ya que éste debía cumplir con los numerosos
compromisos que tenía con el conjunto, sin embargo, eso no lo privó de tener una infancia tranquila, donde jugaba con trompos y cometas, cálidas sensaciones de la niñez que se verían reflejadas más tarde en álbumes como Changuito de Chacarera.
Desde muy pequeño tuvo acercamiento a la música, ya que vivió desde muy cerca los ensayos de Los Manseros Santiagueños, así como todas las actividades que rodeaban al conjunto. Además, aprendió el oficio de ser músico desde el ejemplo que mostraba su padre, hombre no muy demostrativo según palabras de Martín, personalidad que forjó quizás por la vida dura que le tocó vivir y por todo lo que tuvo que luchar hasta conseguir el éxito.
El bombo legüero fue el primer instrumento que aprendió a dominar, de manera que alrededor de los 12 años ya fungía como bombisto de Hugo Torres, hijo del Ocario Torres. A medida que pasaban los años, su amenidad por la música fue creciendo, a tal grado que aprendió a tocar la guitarra mirando e imitando a quienes lo rodeaban.
El canto también se hizo presente, en un principio cantaba a solas, sin que nadie lo viera, hasta que tuvo la confianza de demostrar su talento. A los 16 ya formó su propio conjunto, Renacer Santiagueño, junto a Fredy Algañaraz y Ciro Acuña, y más tarde integró «Los Descendientes», junto a Mota Luna, José Racal, Alejandro Tula,
Pablo Chandia y Diego Córdoba.
La herencia de autores y compositores que llevaba en la sangre comenzó a florar, hasta convertirse en un plurífero compositor, y fue así que en el año 2000 lanzó su primer álbum como solista, Eco Cercano, con temas propios, como De Piel a Piel, con letra de Alfredo Andrada, y Zamba de tu Adiós, en coparticipación con Onofre Paz y Oscar Valles. Cabe destacar que en 1992, Los Marseros fueron los primeros en grabar de manera profesional los temas de Martín, con Francamente Viejo.
Años más tarde, en 2005, lanzó un segundo disco solista, también con temas compuestos por él, como Mi Resplandor. Más allá de su carrera solista, su destaque principal fueron sus composiciones, pues sus canciones serían un aporte significativo al cancionero de Los Manseros y de otros artistas de renombre, como Mercedes Sosa o Los Nocheros.
En 2005, Leocadio Torres padeció una enfermedad que lo forzó a dejar el grupo, el cual se mantuvo como trío
hasta la incorporación definitiva de Martín en 2007, siendo un ingreso sumamente positivo para el conjunto, no solo por las canciones que sumó al repertorio, sino también, por su capacidad de expresión, porque comenzó a involucrarse en la gestión de Los Manseros, en cuanto a presentaciones, shows, manejo de publicidad, redes sociales y demás Los Manseros lograron su mayor popularidad en décadas y se convirtieron definitivamente en leyendas del folclore.
Martín fue la salvia joven que necesitaba el grupo, y fue así que lograron un inolvidable desembarco en el Luna Park y tuvieron actuaciones memorables en Cosquín y en el Festival de Jesús María, en el que rompieron varios récords de convocatoria. Lograron, además, algo impensado. El detrás de escena de la producción periodística y
fotográfica de la revista Rolling Stone.
Fue estando en Los Manseros que Martín creó su más grande obra. Se inspiró en una joven artista revolucionaria del folclore, una tal Soledad, quien fue su musa inspiradora para crear la melodía, y con letra de Miguel Arce, nació Eterno Amor. Eterno Amor se convirtió en un himno para los enamorados del folclore. Debía estar presente sí o sí en cada presentación de Los Manseros. El éxito de la canción fue tal que fue versionada por múltiples artistas y en distintos ritmos, incluso hasta el día de hoy.
Los Manseros, con su estilo clásico de bombo y guitarra, se mantuvieron en lo más alto del folclore por varios años.
El conjunto había sufrido un duro golpe en agosto de 2016 con el fallecimiento de Fatiga Reynoso, decidiendo no reemplazar su puesto y continuar como trío vocal. Sin embargo, el desgaste de las giras, el cansancio, las diferencias creativas y demás molestias internas del conjunto desembocaron en un escándalo sucedido en el verano de 2017 en la Fiesta del Carbón en Córdoba, donde en una pausa que hacía el conjunto, Onofre Paz, líder de Los Manseros y padre de Martín, arremetió contra su propio hijo, lanzándolo en properios, acusándolo de ser
irrespetuoso y echándolo del conjunto en ese momento. Todos los presentes no podían creer lo
que estaban presenciando.
Martín, lejos de reaccionar de mala manera, no alzó la voz, y solo se limitó a agradecer al público y despedirse. Onofre Paz y Alito Toledo intentaron seguir con el show, pero los silbidos y abucheos no se hicieron esperar, demostrando la disconformidad del público con lo sucedido.
Posteriormente, ambos hicieron declaraciones cruzadas. Del lado de Onofre, acusó a Martín de llevar sus problemas personales al conjunto y adjudicó su efusiva reacción a problemas de salud. De lado de Martín, convalidó las declaraciones sobre la salud de su padre, pero además agregó que la relación con el grupo ya se venía tornando tensa y que existían muchas diferencias en lo que a él le gustaría hacer con el conjunto y lo que
querían los integrantes históricos.
Consecuentemente, el puesto de Martín fue ocupado por Hugo Reynoso, hijo de Fatiga Reynoso. Finalmente, luego de haber grabado cinco discos con Los Manseros Santiagueños y de haber vivido una de las etapas más fructuosas del conjunto, Martín decidió lanzar su primer material como solista, tras haber superado el impacto de lo ocurrido.
Su álbum se llamó Eterno Amor, y su corte de difusión fue ese mismo tema, con la participación de Jorge Rojas. Además, incluyó una canción dedicada a su padre, Canto a Onofre Paz. Continuó presentándose en festivales, luciendo su impronta de folclorista, continuando con el legado con el que creció, y demostrando su amor por el género que eligió, el folclore. Y más allá del estancamiento con su padre, fue en el escenario de Jesús María donde pidió un aplauso para él y se confesó: «Quiero mandarle un abrazo, mi afecto del alma, a través de todo su
aplauso para mi viejo, que se recomponga este escenario que lo ha visto tantos años. A mis hermanas, bueno, la felicidad que me da todo esto, todo este camino, lo aprendí de él. A veces uno comete errores, pero bueno, hay que saber perdonar, es parte de la vida».
Más tarde se reencontraría con él en una presentación en la trastienda, fundiéndose en un emocionante abrazo y denotando haber limado sus asperezas. En los años posteriores, el músico continuó por su camino artístico, expandiendo su propuesta de la mano de sus propias canciones y lanzó Changuito de Chacareras, y coronó su trayectoria con la publicación del EP Mi Destino.
Su manager explicó que Martín estuvo internado en el sanatorio Güemes. Empezó con una enfermedad en el verano, padeciendo mucha tos, y se le descubrió un cáncer de riñón con metástasis en el pulmón, que se extendió hasta la columna. Luego de varios meses de lucha, el músico, compositor, cantante y folclorista Martín Alberto Paz, quien fuera integrante del grupo Los Manseros Santiagueños, y que desarrollaba un ascendente camino en solitario, murió en la mañana del 25 de octubre de 2023 a sus jóvenes, 48 años, en el sanatorio Finocheto de la ciudad de Buenos Aires.
De esta manera, nos decía adios un artista muy querido, un músico excelente, un compositor como pocos, dejándonos su legado, sus canciones y su pasión por el folclore, grabando en nuestros corazones un eterno
amor.









