Adolfo Hartmann, fundador Sueño Dorado, es el ejemplo vivo de superación y resilencia, pues pasó de reparar colchones a tener su propia fábrica de renombre en en el país, con la producción de mas de 100.000 colchones por año.
En diálogo con Gonzalo Otálora, Adolfo cuenta su inspiradora historia que inicia en el año 1997 en Rafaela, Santa Fe, y que hoy en día trabaja para brindar productos adaptados a la medida de cada descanso. En ese entonces, Hartmann trabajaba con su padre reparando colchones que se fabricaban de lana, sin embargo con el pasar de los años emepzaban a incursionar en otros materiales para poder fabricar sus propios colchones para la venta local hasta su expansión lenta por localidades vecinas.
Esa perseverancia inicial y el deseo de superación y crecimiento los llevó a adquirir un espacio en el parque industrial de Rafaela, donde inició la producción masiva.
«Lo mas difícil fue decir ´Bueno, me largo y no se como me va a ir´» manifiesta Adolfo, pues mientras ellos iniciaban, el mercado ya era devorado por grandes empresas que significaban una importante competencia, sin embargo sostenía: «nunca sentí la necesidad de retroceder».
La historia se intensifica, y su emprendimiento supo de rechazo, fracaso y superación. Adentráte en esta conmovedora experiencia en Historias que Inspiran…