Para conocer la historia detrás de la mutual Swiss Medical, es necesario conocer quien es su creador. Pero hablar de esta persona es ahondar en un mundo lleno de odio.
Claudio Fernando Belocopitt nació en Buenos Aires, un 13 de septiembre de 1961, y hoy es un empresario multisectorial argentino, reconocido por ser dueño de Swiss Medical Group y uno de los tres principales accionistas del canal de televisión América TV.Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Del Sol y luego se recibió de contador en la Universidad de Belgrano.
Pero en su niñez, Claudio atravesó un hecho que lo marcó profundamente. La familia Belocopitt tenía una acomodada situación económica y Claudio creció en un ambiente en donde cada fin de semana desfilaban los vehículos lujosos en su quinta que congregaba a su padre y sus socios. Pero en una ocasión surgió una fuerte discusión entre Mauricio y sus colegas por una presunta estafa y tras ese evento, su salud se deterioró cuando en 1973 fallece a raíz de un infarto a sus 43 años.
Tras la muerte de su padre, Claudio empezó a alimentar un sentimiento de rencor, pues pasó de tenerlo todo a perderlo todo y esto debido a que los socios de Mauricio se quedaron con la fortuna de la familia Belocopitt. Es por eso que en declaraciones del mismo Claudio, «creció sintiendo odio».
«Estoy convencido de que eso fue tan traumático que me juré dedicarme a la industria de la salud, como mi viejo. Me juré que un día esos tipos que desaparecieron iban a enterarse de que Claudio Belocopitt era ‘alguien’», expresó ante Diario Ar. Claudio Belocopitt terminó el secundario y se anotó en la Universidad de Belgrano para recibirse de contador. Era 1983 y a los 23 años ya estaba metido en la Bolsa de Comercio. «Me iba muy bien en la Bolsa. Era la época de las mesas de dinero, la timba financiera… Yo era un pendejo, un yuppie que ganaba plata todos los fines de semana. Pero no era lo que a mí me gustaba. Seguía pensando en mi viejo, en qué podía hacer para meterme en el rubro de la salud. ¿Qué mierda puedo hacer para que algo sea distinto y funcione? Y un día en Punta del Este, caminando por la playa…», recrdó en una entrevista el empresario.
Ese día en Punta del Este vio, como si mirara por primera vez, a la gente que como él hacía turismo en Uruguay. Las permanentes, el glamour, los bronceados anaranjados, el consumo: la ostentación. Pensó si esa gente se atendería en un sanatorio que se pareciera más a un hotel que a un hospital. Se respondió que sí. Pensó si esa gente sentiría la misma pertenencia a un sanatorio de lujo que a un shopping. La respuesta: sí. Pensó si esa gente que se sentaba a la mesa de restó carísimos, se sentiría a gusto en una habitación bien decorada y con catering: sí. Y volvió a Buenos Aires con la idea de construir una clínica-hotel.
«En ese momento yo operaba con una casa en la Bolsa que tenía la representación internacional de un banco suizo. Y convencí a muchos inversores de ese banco a poner unos mangos en la Argentina para hacer este proyecto. El país que se caía a pedazos, estábamos por la hiperinflación… Pero a los inversores suizos les aseguraba que el proyecto iba a funcionar. Yo les contaba la historia con tanta pasión que conseguí la plata. Así que a la clínica le puse ‘Suizo Argentina’: quedaba bien y era, digamos, una gentileza», continuó recordando Belocopitt.
En 1988 compró el terreno, al año siguiente empezó a construir. A los 29 años, en 1991, inauguró la Clínica y Maternidad Suizo Argentina. Hizo foco en la obstetricia inspirado en aquella caminata por Punta del Este: si esa gente se esmeraba en los preparativos de su casamiento u organizaba cumpleaños de 15 de lujo, también podía considerar un parto en un lugar que se pareciera más a un spa que a un hospital. El año de la inauguración, sin embargo, fue malo. Y llevaría tres años que el negocio rindiera.
“Me encontré con una fuerte resistencia de la industria de la salud tradicional porque en aquel momento la medicina no tenía nada que ver con la hotelería. La cama era a manivela y el zapallo en almíbar te lo tiraban en una cazuela de acero inoxidable. Si mi proyecto funcionaba, el resto tenía que poner plata. Se me vino encima una campaña de desprestigio muy grande. Los médicos, que son el puente con el paciente, no querían trabajar en mi clínica. Yo estaba preparado para un éxito extraordinario, pero el 91 fue un fracaso”, dice Belocopitt.
En 1994 él fundó Swiss Medical Medicina Prepaga. Así, Belocopitt creó un negocio para sostener su primer negocio: sumó afiliados que pagaban una cuota para atenderse en la Suizo Argentina. En 2000 abrió el Sanatorio Agote y empezó a construir Los Arcos. La crisis económica de 2001 la surfeó comprando la cartera de clientes de otras empresas de medicina prepaga que se fundían. También adquirió una compañía de seguros, que sería el origen de lo que hoy es SMG Seguros. Después sumó la clínica Olivos.