El acceso a la información personal se ha vuelto el negocio más rentable del siglo XXI. Lo que comenzó como una libreta donde los comerciantes anotaban quién les debía, terminó dando forma a una de las industrias más poderosas y polémicas del planeta: la de los burós de crédito. En Argentina, ese nombre tiene rostro propio: Veraz.
La empresa fue creada en 1957 por Natalio Yelín, un comerciante que, cansado de los cheques sin fondos, decidió elaborar un boletín para advertir a otros empresarios sobre clientes morosos. La publicación, llamada Guía Veraz de Cuentas sin Paga, rápidamente se expandió a distintos rubros hasta convertirse, en 1965, en la Organización Veraz S.A.
Durante los años 70, bajo la dirección de su hijo Gabriel Yelín, la compañía modernizó su sistema, pasando del registro manual a una base de datos computarizada. Con el tiempo, alcanzó un dominio del 80% del mercado argentino, lo que convirtió al “Veraz” en sinónimo de historial crediticio.
En los años 90, Yelín decidió vender parte de la empresa. En 1994, firmó un acuerdo con Equifax, una firma estadounidense líder en el rubro, y con Banelco, el sistema bancario local. Finalmente, en 1998, Equifax adquirió el control total. Desde entonces, la información crediticia de más de 25 millones de argentinos pasó a integrar una base global que abarca a más de 800 millones de personas en todo el mundo.
La expansión de Equifax, sin embargo, no estuvo exenta de controversias. En 2017, la compañía sufrió uno de los mayores hackeos de la historia, que expuso datos personales de 148 millones de usuarios. En Argentina, una falla permitió acceder a grabaciones del call center usando “admin” como usuario y contraseña, lo que encendió el debate sobre la seguridad de la información. El escándalo terminó con la renuncia del CEO Richard Smith y una multa de 700 millones de dólares.
A pesar de ello, el negocio no solo sobrevivió, sino que creció: en 2024 Equifax facturó más de 5.600 millones de dólares, un 69% más que en 2017. Hoy, la compañía incorpora lo que llama “información alternativa”: datos sobre el pago del celular, el tipo de trabajo o la composición familiar. Todo forma parte de un perfil digital que puede definir si una persona accede a un crédito, alquila una propiedad o consigue empleo.
“Los datos son la nueva moneda, y la información es poder”, resume el creador del canal Bizelaneas, Javier Ledesma, quien en su episodio sobre el tema recordó que cualquiera puede —y debería— solicitar su propio informe una vez al año de manera gratuita, para verificar que los datos sean correctos.
En tiempos donde las grandes corporaciones saben más de las personas que ellas mismas, la historia del Veraz expone una verdad incómoda: nuestro historial financiero no solo refleja lo que debemos, sino cuánto valemos en el mercado digital.
Redacción: Diario Inclusión.