Con una convocatoria que ya moviliza parroquias, comunidades y familias, Tartagal se prepara para un momento solemne: la consagración oficial de la ciudad a la Virgen de la Peña, el 8 de noviembre próximo.
Un gesto simbólico y profundo
La ceremonia central se programó para las 19 h, durante la cual se bendecirá e instalará una imagen de la Virgen en la entrada de la ciudad, sobre avenida Alberdi. En paralelo, se acompañará la consagración con una peregrinación hacia el santuario mariano local. Durante el rito se rezará por primera vez la Oración de Consagración, recientemente aprobada por el obispo de Orán, monseñor Luis Scozzina (OFM). Se dispuso que ese acto litúrgico se renueve anualmente el segundo sábado de noviembre, vinculado al 7 de noviembre, día en que se recuerda a María “mediadora de todas las gracias”.
Para quienes participen de esta jornada, el cierre estará marcado por un momento cultural: una serenata a la Virgen a cargo del Chaqueño Palavecino, quien ya ha manifestado su devoción y vínculo con la advocación mariana.
Caminos de preparación: misión y reencontros
La consagración no surge de la nada: desde meses atrás se han desplegado iniciativas bautizadas como “misión casa por casa”, en las que se visita a los hogares portando la imagen de la Virgen. Al término de las visitas, se coloca en las puertas un calco que declara: “Este hogar está consagrado a la Virgen de la Peña”.La elección de esta modalidad responde al deseo de hacer fuerza espiritual colectivamente, integrando la vida cotidiana con la dimensión religiosa.
También se organizó un Encuentro Mariano en el santuario, con invitación a que las familias lleven sus imágenes o devociones marianas para compartir el momento de fe y comunión. Durante la novena prevista del 8 al 17 de agosto se realizaron actividades como misas de sanación, visitas a unidades de salud y carcelarias, y una procesión eucarística entre Tartagal y el santuario.
Tradición, devoción y raíces históricas
La devoción a la Virgen de la Peña tiene profundas raíces en la región. Se habla de testimonios orales sobre una aparición en el paraje Yariguarenda, en una hendidura de roca, mucho antes de que fueran registrados los archivos de 1904. La cronología señala que ya en esos primeros años del siglo XX, los misioneros franciscanos y comunidades locales comenzaron a divulgar la devoción mariana bajo esta advocación. En los años posteriores, la imagen fue esculpida y colocada en una gruta, así como se organizaron peregrinaciones desde Tartagal hacia el santuario.
La festividad principal en honor de la Virgen se celebra cada tercer domingo de agosto, cuando miles de peregrinos se congregan en el santuario. En 2025, esta celebración también fue multitudinaria: la misa central estuvo presidida por el obispo Luis Scozzina y participaron fieles de Salta, otras provincias e incluso de Bolivia.
Repercusiones sociales y culturales
La consagración proyecta un impacto que va más allá de lo religioso. Para muchos habitantes, representa un acto de identidad colectiva, una reafirmación espiritual en un contexto social cambiante. Para la comunidad parroquial y las órdenes religiosas, implica un compromiso renovado con la pastoral, la promoción de la fe y la unidad de las comunidades.
Además, la ceremonia y las actividades previas movilizarán la logística local: servicios de seguridad, tránsito, acompañamiento por las rutas, infraestructura para recibir peregrinos y coordinación institucional.
Desafíos y expectativas
Entre los retos está lograr una adhesión amplia y consciente de parte de la comunidad, asegurar que la ceremonia sea digna y respetuosa, y que el acto trascienda como un símbolo vivo, no solo litúrgico. También se espera que la consagración no quede como un evento aislado, sino que promueva acciones que reflejen ese compromiso: solidaridad, servicio social, promoción espiritual, y cuidado del santuario como espacio de encuentro.
Muchos fieles expresan que esta consagración puede fortalecer el lazo entre Tartagal y su advocación espiritual, generar un nuevo sentido de pertenencia y albergar una esperanza más vigorosa frente a los desafíos contemporáneos.
Redacción: Diario Inclusión.