Héctor René Schmunk, nació en Tartagal, Provincia de Salta, un 10 de enero de 1957 y desde los 12 años incursionó en el mundo de la música integrando grupos folklóricos. Desde muy temprana edad, ya se destacaba por su talento como cantautor y en 1986 se inicia como humorista con el seudónimo artístico de Abel Peña. Su carisma y capacidad, lo llevaron a Europa con sus canciones y al mismo tiempo tuvo la oportunidad de escribir canciones para grandes personalidades como El Chaqueño Palavecino y Los Nocheros.
En diálogo con el Señor Hugo Camacho, en la intención de homenajearlo como eslabón importante dentro de la ciudad de Tartagal en el marco de su centenario, Schmunk comentó «estoy muy contento de estar aquí, en la fiesta de los 100 años de mi pueblo, 100 años no se cumplen todos los días. Lo más probable es que el 13 estaremos cantando ahí en la plaza y el 12 a la noche lo más probable es que estemos cantando con Oscar «El Chaqueño Palavecino», Corazón de Mango» y agregó «estoy muy contento de ver que mi canción anduvo por todos lados y es una de las más cantadas y escuchadas».
Cabe destacar que «Corazón de Mango» es prácticamente un himno para los tartagalenses, quienes entonan a todo pulmón en cada oportunidad esta obra de repertorio de Schmunk y actitud que llena de orgullo el corazón del artista.
En un recorrido por las páginas de su historia, Héctor Schmunk recordó «yo creo que desde que nací, toco la guitarra. Si hice otras actividades pero siempre la música estuvo en primer lugar». Entre el humor que lo caracteriza y considerando que «el público se renueva», expresó «yo toco la guitarra desde muy chiquito, desde los 3, 4 años, y en 7mo grado viene y nos elige, nuestra señorita Martínez diciéndonos ‘venga para acá Héctor René Schmunk, Héctor Fidel Molino, Héctor Rubén Moreno, José Rumualdo Moreno y Hugo Alberto Moreno’ y llegamos los 5 al ensayo y Huguito Moreno desaparece y quedamos los 4 nomas en el grupo y vino el Polieriñes y nos dió una mano con la armonía y armonizamos 3 o 4 canciones y ahí aprendimos y le pusimos nuestra impronta, con tan solo 13 y 14 años».
Y agregó «en honor a él que formaba parte del grupo Los Tártalos, es que nos pusimos de nombre Los Tartaguitos y de ahí arranca toda mi actividad».
Con el grupo Los Tartaguitos, orinario de su tierra natal, actuaron en las mejores peñas de la provincia de Salta, como el Guardamonte, Gauchos de Güemes, entre otras. Sin embargo la incógnita de por qué en su momento Hugo Moreno desapareció, continuó vigente hasta hace 10 años, cuando finalmente entre risas y anécdotas confesó que su lejanía se trataba de vergüenza por haber llegado tarde a uno de los ensayos, pero no se quedó lejos del grupo, sino que el mismo Schmunk se abocó a la tarea de componer una canción contando la historia del momento.
Amigos que se fueron y otros que continúan, en eso se basa la vida de Héctor René Schmunk, que honra cada recuerdo con su arma más poderosa, la música.
Tras estos recuerdos, Héctor también contó «luego, arribó el momento del consagrado conjuntos Los de Tartagal, que aún continúan en vigencia. Con esta formación llegamos al Festival Mayor de Folclore de Cosquín, en el año 1976, de la mano del recordado presentador Tuna Esper, quien conducía la prestigiosa cita folclórica junto a Julio Márbiz. En aquel momento grabamos un disco LP en Buenos Aires, nada menos que con la empresa discográfica Music Hall. En 1980 decidí encarar mi carrera como solista».
Durante su incursión colo solista en el ámbito artístico, siempre tuvo como base la música, sin embargo se inclinó por el humor y la imitación, pero su lugar en el repertorio folclórico quedó resguardado ya que sus letras quedaron vivas a través de Los Nocheros y El Chaqueño.
«Para mi será muy bonito cantar las canciones y que los tartagalenses me acompañen»
El reconocimiento a un grande
Palabras faltan cuando se trata de homenajear a un gran hombre que desde su talento y vocación, enalteció la ciudad de Tartagal, que muchas veces desde su silencio como tierra norteña, no cuenta con el reconocimiento que merece como cuna de figuras reconocida en diferentes ámbitos, y en este caso en la música folclórica.
Cabe destacar que en la ciudad cabecera del departamento San Martín, fueron niños los que con un corazón fervoroso y orgulloso por su suelo, decidieron cantar las maravillas de Tartagal y compartir su magia al rededor del mundo como lo pudo hacer Héctor René Schmunk, pieza fundamental en este Centenario tartagalense.
Ser férreo impulsor de la historia desde niño y hasta la actualidad, habla del deseo que persigue Schmunk por perpetuar en las generaciones el verdadero sentimiento de amor por su suelo natal.