El caso de Agustín Herrera, el joven de 17 años que falleció tras haber ingresado al hospital con fuertes dolores abdominales, conmocionó a Tartagal y reavivó el debate sobre la atención médica en la región.
Según el relato de su familia, el adolescente había sido atendido días antes por dolores estomacales y vómitos. Fue diagnosticado con gastroenteritis y dado de alta. Sin embargo, el cuadro se agravó y debió ser internado nuevamente, con un diagnóstico de abdomen agudo que requería cirugía. Horas más tarde, sufrió un paro cardiorrespiratorio en el quirófano y perdió la vida a causa de una peritonitis.
El abogado Carlos Gómez, quien representa a los médicos Antonio Padilla y Araceli Tejerina, explicó que ambos actuaron dentro de los protocolos correspondientes y que la secuencia de hechos está debidamente documentada en la historia clínica.

“El doctor Padilla lo recibe el sábado por la noche, pide los estudios y una interconsulta con cirugía. A las ocho de la mañana termina su turno e ingresa otra médica que lo deriva al área quirúrgica. El cirujano lo ve recién a las nueve y la operación se inicia cerca de las siete y media de la tarde, momento en que el chico sufre el paro”, detalló Gómez.
Investigación judicial y sumario interno
El caso está bajo investigación de la Fiscalía de Graves Atentados contra las Personas del Ministerio Público Fiscal, que ordenó el secuestro de la historia clínica y la realización de la autopsia. Paralelamente, las autoridades del hospital iniciaron un sumario administrativo para determinar posibles responsabilidades internas y eventuales fallas en el procedimiento.
Gómez sostuvo que los tiempos médicos deben analizarse con rigor, ya que “toda intervención involucra distintos equipos y áreas del hospital”. En ese sentido, aclaró que “las decisiones finales sobre la cirugía y su ejecución no dependían de los profesionales que él representa”.
Una marcha que pidió justicia y un cambio profundo
El jueves 30 de octubre, una masiva movilización ciudadana recorrió las calles de Tartagal en reclamo de justicia por Agustín y por una atención sanitaria más eficiente y humana.
La concentración partió desde el hospital y reunió a familiares, estudiantes, docentes, trabajadores de la salud y vecinos. Los manifestantes pidieron que se determinen responsabilidades y que la tragedia se convierta en un punto de inflexión para mejorar la infraestructura y la gestión hospitalaria.

El reclamo trascendió el caso puntual y se transformó en una denuncia general al sistema de salud del norte salteño, señalando carencias estructurales: falta de especialistas quirúrgicos, guardias sobrecargadas, escasez de equipamiento diagnóstico y precariedad en los recursos humanos.
“Queremos que estas muertes no se repitan, que el sistema realmente funcione”, fue una de las consignas más escuchadas durante la marcha.
“El daño ya está hecho, pero debe servir para mejorar”
Visiblemente conmovido, el abogado Carlos Gómez expresó su acompañamiento a la familia del joven y destacó la necesidad de que la tragedia derive en mejoras estructurales:
“Me da mucha pena por lo que tiene que atravesar la familia y por la desgraciada muerte de este joven, que creo que se pudo haber evitado. Ojalá que esto sirva para mejorar todas las instituciones de Tartagal, especialmente el hospital.”
El letrado subrayó que, más allá de las responsabilidades individuales que determine la Justicia, “el objetivo debe ser que este tipo de hechos no vuelvan a ocurrir”.
Lo que viene
El proceso judicial continuará en las próximas semanas con declaraciones testimoniales y pericias médicas. También se esperan los resultados del sumario administrativo interno del hospital, que podría derivar en sanciones a profesionales o directivos si se comprueban irregularidades.
Mientras tanto, la comunidad de Tartagal mantiene viva la consigna de transformar el dolor en acción, exigiendo un sistema de salud más preparado, transparente y justo para todos.
Redacción: Diario Inclusión.













