Al ritmo de su crecimiento y expansión, las redes sociales se convirtieron en los últimos años no solo en un lugar para vincularse, informarse y difundir causas sensibles sino también en un espacio próspero para el desarrollo del cibercrimen.
En los últimos 6 meses, los delitos vinculados al robo de información crecieron 70% a nivel mundial. En Argentina la ausencia de estadísticas y de una legislación actualizada impide responder adecuadamente a la problemática.
El ciberdelito en internet es cada vez más redituable para quienes lo llevan a cabo y los rincones donde se desarrollan se agrandan a pasos agigantados. Se estima que se abren dos grupos por cada uno que Facebook clausura y por ellos circulan decenas de miles de datos privados sensibles.
Un informe realizado por RSA Security determinó que existen más de 220 mil usuarios que comercializan datos de tarjetas de crédito robadas y que también ofrecen kits de hacking abiertamente. Pablo Palazzi, abogado especialista en cibercrimen, señaló a ámbito.com que el hackeo de tarjetas «se convirtió en una industria peligrosa de la cual hay que tener cuidado porque está lleno de bandas operando en red».
El 4 de agosto de 2008 se sancionó la ley la Ley Nº 26.388, con la cual se modificó el código penal y se ingresaron delitos relacionados con crímenes informáticos. A propósito, Palazzi aseguró que «en Argentina está vigente la ley» pero «hay casi un vacío legal porque fueron apareciendo nuevos crímenes que no están tipificados».
Palazzi, quien integró la Comisión Técnica Asesora de Cibercrimen del Congreso en 2011, apuntó que aunque el delito se está nutriendo y esparciendo en las redes sociales «no es culpa de la tecnología, sino de la educación». Mientras que antes la gente se relajaba al navegar por la web, ahora debe tener más cuidado y preparación para evitar caer en las trampas.
Desde la Asociación Argentina de Lucha Contra el Cibercrimen, su presidente Luis Nocera destacó a este medio que en el país «no tenemos estadísticas porque hay denuncias que llegan y en muchos casos no se continúan y se descartan». No sólo se trata de hackeo y fraude bancario sino también hay casos que tienen cada vez más circulación como el«porno venganza», el cual no está tipificados porque para la ley no existe como delito «sino como daños y perjuicios», dijo.
Al ser consultados sobre los delitos más frecuentes en internet, Palazzi señaló al «robo de identidad y el delito sexual contra menores», mientras que Nocera destacó que en la AALC las denuncias más recurrentes «están relacionadas a violencia en general, violencia de género, amenazas, estafa online, la usurpación de identidad y de marca».
La expansión del crimen en internet no se debe en sí a las redes sociales sino a un reflejo y expresión de la sociedad. «Las empresas invierten grandes sumas de dinero y están haciendo lo mejor posible para frenarlo pero es un mar de gente y es bastante complejo», aclaró Nocera. Sin embargo, en el caso de las tarjetas de crédito es más redituable para los bancos pagar las cuentas fraguadas que continuar con los juicios, destacó.
En la mayor parte de los casos relacionados a la «porno venganza» la acusación recae en la empresa donde se publica el video o las imágenes, ante la imposibilidad de hallar al autor del delito. Para Palazzi, esto demuestra que «al Estado le falta más preparación. En el caso de la Policía y las Fiscalías que manejan el tema, tienen que tener laboratorio más equipados y preparados».