Belén Avico es cordobesa y propietaria de Cura Té Alma. Creó la marca tras un viaje espiritual, en el que decidió dejar un empleo en una multinacional en Holanda para volver a Río Cuarto y forjar su propio camino.
Avico, asegura, nunca se imaginó tener una empresa dedicada a la elaboración de té, algo que había descubierto en Holanda donde aprendió sus secretos y técnicas para mezclar hierbas. Hasta ese momento solo era un hobby. “Un día, en un viaje entre Cachi y Cafayate, paré en una estancia y me trajeron un té. Ahí dije ‘voy a hacer esto’”. “Cuando le dije a mi familia que iba a hacer té me dijeron: ‘A quién le vas a vender té en el país de la yerba mate?’”, recuerda.
“A mediados de 2012 empecé a hacer las primeras mezclas y a ir a ferias artesanales. Pero muy básico. Bolsa transparente y escrito con fibrón. Así fue como empecé a viajar por todo el país”, comenta Avico. Luego llegó un encuentro de jóvenes empresarios donde ante la buena recepción del proyecto decidió elaborar un serio plan de negocios, basado en producción 100% nacional, desde la materia prima hasta las latas en las que comercializa el té. El comienzo fue la venta mayorista, a nivel local y posteriormente exportando. El siguiente paso es el lanzamiento de la modalidad en saquitos para entrar con mayor fuerza en los supermercados.
En la actualidad Cura Té Alma ya cuenta con dos franquicias en el país -Mendoza y Buenos Aires- más otra en Punta del Este, Uruguay. Ahora la idea es extenderse a Chile y Paraguay y otras regiones de Latinoamérica, pero pensando ya en cruza el Atlántico y abrir locales de venta al público en Europa. De todos modos, en el viejo continente ya se encuentra presente donde Avico vende una lata de 50 gramos a 10 euros.
EN LA COCINA DE MÁXIMA
Y no es solo que está en los supermercados europeos. También lo toma la reina Máxima. Avico recuerda la anécdota que la llevó a la alacena real: “En ocasión de un viaje a Harlem, Holanda, llegué a ella en uno de los palacios. Le doy la lata a ella y al rey. Era un blend que estaba pensado para ella. Se llama Máxima y lo hice con té rojo, naranja chip, jengibre, enebro, pimpollos de jazmín y pétalos de rosa”. Tiempo después tuvo un encuentro casual con la hermana de la reina a quien le dio una lata para que le llevara de regalo. Cuando volvieron hablar le comentó que la respuesta de Máxima fue: “Ah, es la misma que tengo en mi alacena”.
GEN EMPRENDEDOR
Cura Té Alma fue tomado como un caso de éxito por el Ministerio de la Producción y de hecho fue una de las 20 empresas elegidas para subir al escenario cuando el presidente Macri presentó la nueva ley de emprendedores. Además recibió distintos reconocimientos, incluido ser elegida por el programa Acelerar España, que busca internacionalizar las startups argentinas.
“Soy una persona que siempre está mirando para adelante. Cada paso es un desafío constante. No es fácil pero estoy sumamente feliz”, afirma Avico. Al insistir sobre su decisión de dejar lo que muchos podrían llamar “un futuro seguro” en Holanda -país del que ya tiene la nacionalidad-, la emprendedora resalta que para dar el salto es fundamental “estar muy enfocado y saber arriesgar”. “Es clave hacer las cosas bien, si lo hago lo hago bien”, resalta.
Así, de trabajar en una multinacional en Holanda, Avico pasó a crear la primer marca nacional de té premium, con venta local, exportación y competencia con otras importantes marcas globales. Todo con producción totalmente argentina. La empresa 100% suya, sin capitales externos y se ha ido expandiendo a partir de la reinversión de las ganancias.
“Si uno tiene un buen plan de negocios, un buen producto con valor agregado, emprender es buenísimo. Es maravilloso. Muchos me dicen que quizás en Holanda no lo hubiese podido hacer. Y Argentina tiene cosas que te sorprenden”, asegura. Pero, insiste, eso no es todo: “Va de la mano de cómo es uno. El gen emprendedor y cómo es uno es fundamental. Aunque tengas todos los conocimientos, sin eso no vas a salir adelante”.
Belén Avico es cordobesa y propietaria de Cura Té Alma. Creó la marca tras un viaje espiritual, en el que decidió dejar un empleo en una multinacional en Holanda para volver a Río Cuarto y forjar su propio camino.
Avico, asegura, nunca se imaginó tener una empresa dedicada a la elaboración de té, algo que había descubierto en Holanda donde aprendió sus secretos y técnicas para mezclar hierbas. Hasta ese momento solo era un hobby. “Un día, en un viaje entre Cachi y Cafayate, paré en una estancia y me trajeron un té. Ahí dije ‘voy a hacer esto’”. “Cuando le dije a mi familia que iba a hacer té me dijeron: ‘A quién le vas a vender té en el país de la yerba mate?’”, recuerda.
“A mediados de 2012 empecé a hacer las primeras mezclas y a ir a ferias artesanales. Pero muy básico. Bolsa transparente y escrito con fibrón. Así fue como empecé a viajar por todo el país”, comenta Avico. Luego llegó un encuentro de jóvenes empresarios donde ante la buena recepción del proyecto decidió elaborar un serio plan de negocios, basado en producción 100% nacional, desde la materia prima hasta las latas en las que comercializa el té. El comienzo fue la venta mayorista, a nivel local y posteriormente exportando. El siguiente paso es el lanzamiento de la modalidad en saquitos para entrar con mayor fuerza en los supermercados.
En la actualidad Cura Té Alma ya cuenta con dos franquicias en el país -Mendoza y Buenos Aires- más otra en Punta del Este, Uruguay. Ahora la idea es extenderse a Chile y Paraguay y otras regiones de Latinoamérica, pero pensando ya en cruza el Atlántico y abrir locales de venta al público en Europa. De todos modos, en el viejo continente ya se encuentra presente donde Avico vende una lata de 50 gramos a 10 euros.
EN LA COCINA DE MÁXIMA
Y no es solo que está en los supermercados europeos. También lo toma la reina Máxima. Avico recuerda la anécdota que la llevó a la alacena real: “En ocasión de un viaje a Harlem, Holanda, llegué a ella en uno de los palacios. Le doy la lata a ella y al rey. Era un blend que estaba pensado para ella. Se llama Máxima y lo hice con té rojo, naranja chip, jengibre, enebro, pimpollos de jazmín y pétalos de rosa”. Tiempo después tuvo un encuentro casual con la hermana de la reina a quien le dio una lata para que le llevara de regalo. Cuando volvieron hablar le comentó que la respuesta de Máxima fue: “Ah, es la misma que tengo en mi alacena”.
GEN EMPRENDEDOR
Cura Té Alma fue tomado como un caso de éxito por el Ministerio de la Producción y de hecho fue una de las 20 empresas elegidas para subir al escenario cuando el presidente Macri presentó la nueva ley de emprendedores. Además recibió distintos reconocimientos, incluido ser elegida por el programa Acelerar España, que busca internacionalizar las startups argentinas.
“Soy una persona que siempre está mirando para adelante. Cada paso es un desafío constante. No es fácil pero estoy sumamente feliz”, afirma Avico. Al insistir sobre su decisión de dejar lo que muchos podrían llamar “un futuro seguro” en Holanda -país del que ya tiene la nacionalidad-, la emprendedora resalta que para dar el salto es fundamental “estar muy enfocado y saber arriesgar”. “Es clave hacer las cosas bien, si lo hago lo hago bien”, resalta.
Así, de trabajar en una multinacional en Holanda, Avico pasó a crear la primer marca nacional de té premium, con venta local, exportación y competencia con otras importantes marcas globales. Todo con producción totalmente argentina. La empresa 100% suya, sin capitales externos y se ha ido expandiendo a partir de la reinversión de las ganancias.
“Si uno tiene un buen plan de negocios, un buen producto con valor agregado, emprender es buenísimo. Es maravilloso. Muchos me dicen que quizás en Holanda no lo hubiese podido hacer. Y Argentina tiene cosas que te sorprenden”, asegura. Pero, insiste, eso no es todo: “Va de la mano de cómo es uno. El gen emprendedor y cómo es uno es fundamental. Aunque tengas todos los conocimientos, sin eso no vas a salir adelante”.