El consumo masivo en Argentina volvió a mostrar señales de debilidad durante mayo, con una caída del 3,3% interanual en las ventas de supermercados, según datos preliminares de la consultora Scentia. El retroceso se suma a una tendencia negativa que persiste desde el año pasado, cuando el mismo mes ya había registrado una baja superior al 10%.
El canal mayorista tampoco logró revertir la situación: las operaciones descendieron cerca de un 5% interanual. Desde la Cámara de Autoservicios Mayoristas (Cadam), su vicepresidente, Armando Farina, describió un comportamiento irregular en las ventas, con semanas de fuerte caída y otras de leve recuperación impulsadas por promociones como el “Black Week”.
Uno de los factores que explican esta contracción es el cambio en los hábitos de consumo. Los compradores priorizan productos más económicos, como arroz en bolsa o leche en sachet, lo que impacta directamente en la facturación. Además, se observa un crecimiento en la demanda de productos frescos como carnes y verduras, que suelen adquirirse fuera de los supermercados.
En contraste, los autoservicios y comercios de cercanía continúan ganando terreno. En abril ya habían mostrado un crecimiento del 3,2% interanual, y en mayo mantuvieron un desempeño positivo. Según Osvaldo del Río, titular de Scentia, estos negocios ofrecen precios más competitivos gracias a la distribución directa, sin intermediarios.
El patrón de consumo actual se caracteriza por compras más acotadas y enfocadas en lo esencial. Este comportamiento recuerda a lo vivido durante la crisis de 2001, cuando los consumidores también se volcaron a los negocios barriales en busca de mejores precios y cercanía.
Los analistas coinciden en que la recuperación del consumo será gradual. Mientras tanto, los supermercados enfrentan el desafío de adaptarse a un escenario donde la proximidad, el precio y la flexibilidad marcan la diferencia en las decisiones de compra.
Redacción Diario Inclusión