La economía argentina sigue transitando una fase recesiva que, lejos de mostrar signos de recuperación, se profundiza con efectos cada vez más visibles en el empleo, los salarios y el consumo. Según el análisis del economista Maxi Montenegro, durante el primer cuatrimestre de 2025 se crearon apenas 31.000 empleos, mientras que desde diciembre de 2023 se destruyeron 130.000 puestos de trabajo registrados.
El diagnóstico es claro: la política económica prioriza la estabilidad cambiaria y la desinflación, pero lo hace a costa de una fuerte contracción de la actividad. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran que el salario real cayó 1,9% en abril respecto de marzo, y acumula una baja del 4% en lo que va del año. Si bien en dólares los ingresos parecen haberse duplicado en comparación con fines de 2023 —debido a la estabilidad del tipo de cambio oficial—, en pesos el derrumbe es evidente.
La eliminación del cepo cambiario a comienzos del año y la adopción de un ancla fiscal y monetaria —centrada en restringir la emisión de pesos— generaron una rápida caída de la liquidez en empresas y hogares. Las ventas, el crédito y hasta las operaciones financieras se retrajeron bruscamente. “Es increíble cómo se ve en todos lados”, señaló Montenegro en su análisis, y agregó: “Faltan pesos en la calle, y eso se siente incluso si uno vende choripanes”.
Dólares que no entran y consumo que no arranca
El gobierno de Javier Milei apostó fuerte a mantener un tipo de cambio controlado para frenar la inflación. Si bien la estrategia logró moderar el pass-through (traslado a precios), también limitó las exportaciones y complicó la acumulación de reservas. La falta de dólares en la economía obliga a ajustar por el lado de la demanda: menos consumo, menos importaciones y menos producción.
A esto se suma la reciente aceleración de la inflación núcleo, que en junio fue del 3,5%, según el INDEC. Si bien es menor a los picos de principios de año, refleja que los precios dejaron de bajar al ritmo que esperaba el Ejecutivo. Economistas advierten que la recesión podría continuar en el tercer trimestre y complicar aún más la débil reactivación laboral.
Expectativas de cara a octubre
Con un segundo semestre marcado por pagos clave al FMI, menor liquidación del agro y un contexto internacional más incierto, el gobierno enfrenta el desafío de sostener la estabilidad sin dinamitar lo poco que queda del tejido productivo. Sectores industriales, comercios y PYMES ya muestran signos de agotamiento.
En paralelo, crecen las tensiones políticas ante un Congreso más activo y movilizaciones sociales en aumento. Octubre aparece como un mes clave para medir no solo la resiliencia del plan económico libertario, sino también su viabilidad en términos sociales y políticos.
Redacción: Diario Inclusión.