En un movimiento estratégico para frenar la caída de sus ventas y enfrentar la creciente competencia global, Tesla lanzó nuevas versiones más accesibles de sus vehículos eléctricos más populares: el Model 3 Standard y el Model Y Standard. Con precios desde USD 36.990 y USD 39.990 respectivamente, la marca busca recuperar terreno en el mercado masivo.
Las nuevas variantes, denominadas Standard Rear-Wheel Drive, conservan el diseño y la autonomía que caracterizan a Tesla, pero recortan equipamientos considerados prescindibles. Se eliminan elementos como la pantalla trasera, el filtro HEPA y los ajustes eléctricos en asientos y espejos, aunque se mantiene el sistema de audio de siete parlantes y el techo panorámico de vidrio.
El Model Y Standard ofrece una autonomía de 321 millas (517 km) y acelera de 0 a 60 mph en 6,8 segundos, mientras que el Model 3 Standard alcanza el mismo rango y logra el 0 a 60 mph en 5,8 segundos. Ambos modelos permiten recuperar hasta 170 millas (274 km) en solo 15 minutos de carga rápida.
Tesla también simplificó el interior: asientos de tela, consola central rediseñada y volante con ajuste manual. La conducción autónoma se ofrece como opción adicional por USD 8.000 o mediante suscripción mensual de USD 99. Los colores disponibles incluyen Stealth Grey, Pearl Multi-Coat White y Diamond Black.
La decisión responde a un contexto desafiante para la compañía de Elon Musk, que perdió beneficios fiscales en EE.UU. y enfrenta una ofensiva de fabricantes chinos con precios agresivos y tecnología avanzada. La estrategia de Tesla apunta a recuperar su promesa original: autos eléctricos de largo alcance, alta eficiencia y precio competitivo.
Los nuevos modelos ya están disponibles para reserva en Estados Unidos, con entregas previstas entre noviembre y enero. Aún no se han anunciado fechas ni precios para otros mercados, aunque se espera que mantengan la lógica de accesibilidad.
Con esta jugada, Tesla busca reconectar con el consumidor medio y defender su liderazgo frente a rivales como Ford, Hyundai y BYD. La reducción de costos sin sacrificar autonomía ni rendimiento podría marcar un nuevo capítulo en la masificación del vehículo eléctrico.
Redacción Diario Inclusión