El viaje de Estado del rey Felipe VI a Beijing consolidó a España como el principal socio europeo de China. La reunión bilateral con el presidente Xi Jinping no solo selló una decena de acuerdos y convenios de cooperación bilateral, sino que sirvió para plantar bandera en un continente en el que el gigante asiático encuentra resistencias. El mandatario chino calificó al lazo entre ambos países como una “convivencia amistosa”, mientras que el monarca español habló de “una relación sólida” y “confianza mutua”.
Tras el despliegue de la banda militar y un saludo de honor de 21 cañonazos, Felipe VI y la reina Letizia fueron recibidos por Xi y su esposa, Peng Liyuan, en el Gran Salón del Pueblo de Beijing. Luego de la ceremonia, las delegaciones de ambos gobiernos se dirigieron a firmar una serie de acuerdos comerciales que consolidan el vínculo entre la segunda economía del mundo y la cuarta de la eurozona. La visita fue en sintonía con la que hizo el presidente español, Pedro Sánchez, en abril y la primera de la corona en 18 años.
Entre la asociación estratégica y el déficit
En medio de las tensiones con Estados Unidos y los cuestionamientos de algunos países europeos, Xi Jinping indicó que “China está dispuesta a trabajar con España para construir una asociación estratégica integral más resiliente y dinámica, con mayor influencia internacional”. En ese marco, el presidente chino afirmó que “están dispuestos a importar más productos españoles de alta calidad y a aprovechar el potencial de cooperación en campos emergentes, como las nuevas energías, la economía digital y la inteligencia artificial”.
El anuncio adquiere relevancia por el déficit comercial de España con la potencia asiática: el volumen total superó el año pasado los 52 mil millones de euros, pero con un desequilibrio en favor de China de casi 38 mil millones. Xi, asimismo, llamó a ampliar la inversión bilateral y explorar conjuntamente otros mercados como América latina. Al día de hoy, existen alrededor de 300 empresas chinas instaladas en España y 400 compañías españolas asentadas en China.
En la apertura del Foro Empresarial realizado el martes en la ciudad de Chengdú, Felipe VI aseguró que “España se consolidó como un socio fiable y un destino cada vez más atractivo para la inversión y la colaboración empresarial china”. Sin embargo, también pidió que sea más accesible para las firmas españolas ingresar en el mercado chino. “Si queremos construir una relación económica sólida y duradera, debemos hacerlo sobre la base de la confianza mutua, la apertura y la seguridad jurídica”, indicó acompañado por los ministros de Exteriores y Economía de España y varios líderes empresariales.
Resistencia europea
El fortalecimiento del vínculo entre ambos países se contrapone con la postura de gobiernos europeos como el de Alemania, Francia, Italia y Países Bajos, que alertan sobre el incremento de las importaciones procedentes de China en sus mercados. “La industria china, al ver desaparecer el mercado estadounidense, tiene dificultades para reubicar sus productos. Por ello, está centrando su atención en Europa”, advirtió hace unos días el ministro de Economía de Georgia Meloni, Giancarlo Giorgetti. En efecto, entre enero y octubre, el comercio de China con la Unión Europea (UE) creció un 4,9 por ciento, mientras que el volumen entre China y Estados Unidos cayó un 15,9 por ciento interanual.
Desde la UE, además, miran con recelo las plantas chinas en el sector automotor de España y Hungría. “Montan coches con piezas chinas y personal chino, no es aceptable”, se quejó el comisario europeo de Industria, Stéphane Séjourné. Además existen tensiones por la dependencia europea de los microchips chinos, las restricciones en las denominadas tierras raras (clave para el desarrollo tecnológico y militar) y la oferta de productos a bajo precio que ofrece la tienda de moda Shein.
En abril, momento de máxima tensión geopolítica, Sánchez había abogado por generar “relaciones más equilibradas entre la Unión Europea y China”. “El mundo necesita que tanto China como Estados Unidos hablen. Nadie gana en una guerra comercial”, había afirmado en plena disputa para intentar tender puentes. Los gestos de acercamiento a China recibieron en aquel momento un fuerte rechazo de la Casa Blanca. “Sería cortarse su propia garganta”, amenazó el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
Una decena de acuerdos
A pesar de la resistencia europea y los dardos norteamericanos, España profundiza su vínculo con China. Durante la visita del Rey, las delegaciones definieron diez acuerdos de interés estratégico. Se firmó un convenio de Comisión Mixta de Cooperación Económica y un memorándum de acceso al mercado chino de las exportaciones, que supone una “ventanilla única” para solucionar los temas “enquistados” de las exportaciones españolas a China, o de cooperación entre el Instituto Cervantes y la Universidad de Sichuan.
Por otro lado, un protocolo de productos de acuicultura, de aceite y harina de pescado para alimentación animal, y de regionalización de la peste porcina africana y de seguridad alimentaria, así como otro entre el Instituto de Ciencias del Mar, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la National Space Science Center (NSSC), Chinese Academy of Sciences (CAS), entre otros.










