La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se prepara para dar un giro decisivo en su política monetaria. Según los últimos mensajes del presidente del organismo, Jerome Powell, el ciclo de endurecimiento para frenar la inflación estaría llegando a su fin y comenzaría una nueva fase de “dinero barato”, con recortes en los tipos de interés antes de fin de año.
Durante un reciente discurso en Washington D.C., Powell señaló que “las perspectivas de empleo e inflación no parecen haber cambiado mucho desde la reunión de septiembre”, frase que los analistas interpretan como una señal de continuidad con el plan trazado por la Fed: dos reducciones de 0,25 puntos porcentuales en las tasas de referencia.
De concretarse, los recortes —previstos para las reuniones del 29 de octubre y el 10 de diciembre de 2025— llevarían la tasa de interés al rango del 3,5% al 3,75%, desde el actual 4,25%. La CME Fed Watch Tool, instrumento que mide las expectativas del mercado, asigna una probabilidad del 99% al primer recorte y del 90% al segundo, lo que refuerza la idea de que la decisión ya está descontada por los inversores.
Fin del ajuste cuantitativo
La otra gran señal del cambio de rumbo es el inminente fin del ajuste cuantitativo (QT), el proceso mediante el cual la Fed redujo su balance general en 2,2 billones de dólares desde 2022. Según Powell, el organismo logró reducir su tamaño del 35% al 22% del PIB estadounidense, lo que considera una “misión casi cumplida”.
Con la desaceleración del drenaje de liquidez y los próximos recortes de tasas, la Fed estaría allanando el terreno para una nueva expansión monetaria. “Es la luz verde para que la fiesta del dinero barato vuelva a empezar”, advierten analistas financieros, preocupados por el riesgo de una nueva ola inflacionaria.
El oro, refugio frente a la devaluación
El impacto ya se hace visible en los mercados de materias primas. El precio del oro superó los 4.255 dólares por onza, con una rentabilidad anual de casi 60%, su mayor salto desde 1979. Los inversores interpretan esta suba como una señal de desconfianza en el dólar y un anticipo de una posible devaluación global de la moneda estadounidense.
Cuando se le consultó por esta escalada del metal, Powell optó por el silencio: “No comento sobre el precio del oro”, respondió. Para los analistas, esa omisión equivale a una confirmación tácita de que el mercado ya está reaccionando a la nueva estrategia de la Fed.
Consecuencias sociales y económicas
El documento advierte que el retorno del dinero barato puede tener consecuencias profundas: más inflación, pérdida del poder adquisitivo y una mayor concentración de la riqueza. Según los datos citados, el poder de compra del dólar se ha desplomado casi un 70% desde 1983, mientras la deuda pública de EE.UU. ya representa el 118% de su PIB.
“Es un sistema diseñado para transferir riqueza de la mayoría a una pequeña élite”, concluye el análisis, que señala como principales beneficiarios a los grandes fondos y bancos de inversión, los primeros en recibir el dinero nuevo que emite la Fed.
Con este giro, la Reserva Federal se enfrenta al dilema de siempre: mantener la estabilidad económica o sostener un modelo financiero cada vez más dependiente del crédito barato. Lo que parece claro es que, una vez más, el mundo entero seguirá atento a los próximos movimientos de Jerome Powell.
Redacción: Diario Inclusión.










