Martín Llaryora decidió asumir un rol protagónico en la campaña legislativa de Juan Schiaretti, en el marco del frente electoral conformado por seis gobernadores. El mandatario cordobés busca consolidar una alianza con Maximiliano Pullaro, Gustavo Valdés y otros líderes provinciales para disputar bancas en el Congreso y contrarrestar el avance del oficialismo libertario.
“Hay que bajar del pony a Milei”, se escucha en el entorno de Llaryora, que ya trabaja en la construcción de un interbloque federal con capacidad de condicionar al Gobierno nacional. La estrategia apunta a reunir el 20% de los votos en octubre y posicionarse como “el partido de la sensatez” de cara a 2027.
El frente de gobernadores aspira a reconfigurar el mapa legislativo, con Schiaretti como vocero nacional del proyecto. Aunque aún no se confirmó su candidatura, el exgobernador cordobés aparece como figura central en la narrativa que impulsa Llaryora, basada en el federalismo productivo y la oposición al centralismo libertario.
La campaña cordobesa también busca polarizar con Milei para evitar el desgaste del “modelo Córdoba”. Con un discurso que combina gestión provincial y proyección nacional, Llaryora intenta instalar una nueva épica: la conquista de lo nacional desde las provincias.
La narrativa incomoda al radicalismo cordobés, que deberá coordinar con el llaryorismo en el frente electoral. La alianza con Pullaro y Valdés tensiona los equilibrios internos, mientras se define el tono de la campaña y el reparto de candidaturas.
En paralelo, el equipo de propaganda del Gobierno cordobés trabaja en posicionar a Schiaretti como referente nacional, con presencia en medios y elogios cruzados entre gobernadores. La apuesta es que el “Gringo” se convierta en el “primus inter pares” del espacio federal.
Llaryora, que ya logró imponer intendente en Córdoba Capital y consolidar su liderazgo provincial, ahora busca proyectarse como articulador político a nivel nacional. Su objetivo: disputar poder real en el Congreso y marcarle límites al modelo de Milei.
La campaña ya está en marcha, con reuniones, definiciones estratégicas y una narrativa que busca instalar una alternativa a la grieta libertaria-peronista. El cordobesismo se sube al ring y promete dar pelea.
Redacción Diario Inclusión










