La industria textil argentina atraviesa una de sus peores crisis, según denunció el empresario Luciano Galfione en una entrevista con Maxi Montenegro. Galfione, titular de una fábrica de fibras sintéticas y tejidos de punto que emplea actualmente a 150 personas —tras haber reducido un 25% su personal el último año— aseguró que las condiciones para producir en el país “empeoran cada día”.
“La inflación en dólares para quienes generamos riqueza es insoportable”, expresó, apuntando directamente a la política económica del gobierno nacional que, según explicó, “en lugar de bajar impuestos para los productores nacionales, eliminó aranceles y restricciones a las importaciones, especialmente desde China”.
El empresario remarcó que el sector se ve doblemente afectado: por un lado, la caída del poder adquisitivo redujo drásticamente el consumo de textiles; por el otro, el ingreso masivo de productos importados —frecuentemente sin cumplir las normas laborales y ambientales que sí rigen para los productores locales— hace imposible competir en igualdad de condiciones.
“El 50% del mercado textil siempre fue importado, incluso cuando había restricciones. Pero ahora, con los aranceles reducidos al mínimo y sin controles, nuestra competitividad desaparece”, advirtió Galfione. En su caso, las fibras sintéticas que utiliza eran hasta hace poco 60-70% importadas, y hoy ese porcentaje ronda el 90%.
Además, explicó que muchos importadores han saturado el mercado con productos baratos, al punto de vender por debajo del costo de importación. “El negocio se volvió especulativo: compran barato en dólares, venden con un pequeño margen, y arrasan con los productores que mantenemos estructuras reales y empleo formal”, señaló.
Para revertir esta situación, Galfione no pidió cerrar las importaciones, sino “nivelar la cancha”. Propuso exigir a los productos importados las mismas normas que se aplican en la industria nacional, revisar la presión fiscal, reducir las tasas de interés y mejorar la infraestructura logística.
“El problema no es fabricar en Argentina, el problema es todo lo que rodea a esa producción: impuestos, tasas, tarifas, falta de condiciones. Hacemos productos eficientes, pero terminan siendo inaccesibles”, concluyó.
Galfione, al igual que muchos otros empresarios del sector, teme que esta situación se profundice en los próximos meses. Mientras tanto, apuesta por la diferenciación de productos y la eficiencia, aunque advierte que sin un cambio estructural, la industria nacional seguirá en retroceso.
Redacción: Diario Inclusión.










