En el marco del Día Mundial de la Visión, profesionales de la salud visual alertan sobre el avance sostenido de la miopía infantil, una condición que afecta cada vez a más niños en edad escolar. El uso excesivo de pantallas, la falta de exposición a la luz natural y el sedentarismo son algunos de los factores que contribuyen a este fenómeno.
Según datos recientes, la miopía se ha convertido en una de las principales causas de discapacidad visual en niños y adolescentes. En Argentina, oftalmólogos y optometristas advierten que el diagnóstico precoz y la adopción de hábitos saludables pueden marcar la diferencia en la evolución de esta afección.
Entre las recomendaciones más destacadas se encuentra el aumento de las actividades al aire libre. Pasar al menos dos horas diarias bajo luz natural ayuda a reducir el riesgo de desarrollar miopía y a controlar su progresión en quienes ya la padecen.
Otro hábito fundamental es limitar el uso de pantallas. Los especialistas sugieren aplicar la regla del 20-20-20: cada 20 minutos de exposición, mirar durante 20 segundos a una distancia de al menos 6 metros. Esta técnica permite relajar la vista y prevenir el esfuerzo ocular prolongado.
También se recomienda mantener una distancia adecuada al leer o utilizar dispositivos electrónicos. Evitar que los niños se acerquen demasiado a los libros o pantallas puede prevenir el desarrollo de miopía por esfuerzo visual.
El cuarto hábito es realizar controles oftalmológicos periódicos. Aunque no haya síntomas evidentes, es importante que los niños sean evaluados por profesionales al menos una vez al año, especialmente si tienen antecedentes familiares de miopía.
Por último, se destaca la importancia de una buena iluminación en los espacios de estudio. La luz tenue o insuficiente obliga a forzar la vista, lo que puede acelerar el deterioro visual en edades tempranas.
La miopía no solo afecta la visión de lejos, sino que puede derivar en complicaciones más graves si no se trata a tiempo. Por eso, el abordaje preventivo desde la infancia es clave para garantizar una buena salud visual en la adultez.
En este contexto, el Día Mundial de la Visión se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre los hábitos cotidianos que impactan en la salud ocular de los más pequeños. La concientización y el compromiso familiar son pilares fundamentales en esta tarea.
Los especialistas coinciden en que la miopía infantil es prevenible y controlable. Con pequeños cambios en la rutina diaria, es posible proteger la visión y mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones.
📝 Redacción Diario Inclusión